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2016: ¿Un año de dificultades?

Hay consenso sobre lo difícil que va a ser el año que...

4 de enero de 2016 Por: Pedro Medellín

Hay consenso sobre lo difícil que va a ser el año que comienza. Las preocupantes previsiones sobre el comportamiento de la economía mundial; la inestabilidad política que reina en Europa y la incertidumbre que ha sembrado la elección presidencial en los Estados Unidos; y la creciente debilidad de los sistemas de seguridad y defensa que se ven desbordados por una amenazante fuerza terrorista, son apenas algunas de las señales que revelan el oscuro panorama que parece se tomará al mundo en los próximos meses.Para América Latina las señales no son distintas. La debilidad económica, institucional y política de Argentina y Brasil, sumado a las crisis políticas que, con más o menos diferencias, enfrentan Maduro en Venezuela, Roussef en Brasil, Peña Nieto en México, contribuyen a una previsión todavía más negativa para los países latinoamericanos.Sin embargo, la situación no será tan negativa. Por una parte, el ‘aterrizaje’ de las inversiones chinas en Cuba, comenzando por la inauguración del primer vuelo directo La Habana – Pekín, se interpreta como el primer paso de una fuerte presencia asiática en la Isla. Y el asunto no es de poca monta. Una de las luchas entre inversionistas que veremos en 2016, sucederá precisamente en la capital cubana. Un buen experto en geopolítica podrá predecir que “quien se posicione y controle económicamente la isla, tendrá una ventaja política y estratégica en la región”. En los hechos, la influencia cubana en la cuenca del Caribe y su peso político en el contexto de la Comunidad de Países de América Latina y el Caribe (Celac), garantizan buenos rendimientos a quien logre pactar la sociedad con los cubanos.Por otra, la debilidad de las economías venezolana y argentina, así como las perspectivas de declive de la economía brasileña, se convertirán en otro elemento que va a llevar a que el gobierno de Pekín, como ya lo hizo en años anteriores, se convierta no sólo en salvavidas de la moneda argentina y (junto con los rusos) en la ayuda de ultima instancia para la economía venezolana. También (igualmente con Rusia) en la ayuda a Brasil para evitar que el peso político y económico de los Bric, se devalúe. En este escenario, ante la mayor ‘presencia’ China en América Latina, es de esperarse que el gobierno de los Estados Unidos se vea obligado a dar un giro en sus políticas con los países de la región, si es que no quiere salir definitivamente de un espacio geopolítico que antes controlaba a sus anchas.Esta situación se convertirá en un campo de oportunidades para Colombia. No sólo porque la firma de los acuerdos de La Habana con las Farc, le abrirán un espacio político de influencia en la región, particularmente en la Celac y Unasur, lo que será de gran valor para la política exterior estadounidense. También porque con las dinámicas de inversión asiática en esta parte del mundo van a permitir a Colombia, la conversión en territorio muy atractivo para los inversionistas de Oriente. No obstante, para que esa situación sea posible, Colombia deberá desplegar su mejor esfuerzo en la diplomacia internacional, buscando una cercanía con los países de la cuenca del pacífico en donde tendrá una muy buena recepción. Todo en el marco de una estabilización del dólar que continuará ayudando a que la economía colombiana se ‘sincere’ y ajuste sus patrones competitivos para enfrentar una coyuntura muy movida por los intereses de los grandes poderes mundiales.