El pais
SUSCRÍBETE

Inicio

Artículo

¿Y si cambiamos el chip de la coca?

De un estudio hecho por expertos de la Universidad de los Andes, Pedagógica, el Jardín Botánico de Bogotá y el Instituto Leibniz de Genética de Plantas e Investigación de Cultivos de Alemania, revelado por El Tiempo, se deduce que podríamos obtener un gran beneficio de los cultivos de coca.

17 de noviembre de 2019 Por: Patricia Lara

De un estudio hecho por expertos de la Universidad de los Andes, Pedagógica, el Jardín Botánico de Bogotá y el Instituto Leibniz de Genética de Plantas e Investigación de Cultivos de Alemania, revelado por El Tiempo, se deduce que podríamos obtener un gran beneficio de los cultivos de coca, en vez de permitir que en nuestro territorio el narcotráfico siga acabando con tantas vidas, corrompiendo instituciones y haciéndonos gastar tantos recursos en erradicar la coca.

El estudio, titulado Erythroxylum en el foco: una revisión interdisciplinaria de un género pasado por alto, publicado en la revista Molecules, expone evidencias sobre los usos productivos y benéficos que ofrece la coca, y propone que la planta se aproveche, en la línea médica, para estimular el metabolismo de las grasas y generar mayor disponibilidad de energía en el organismo. Incluso dice que los extractos de coca podrían utilizarse para desarrollar sustancias que combatan la disfunción eréctil, estimulen el desempeño físico, alivien del mal de alturas, reduzcan el hambre y provoquen una sensación de bienestar. Por otra parte, el estudio resalta los componentes nutricionales de la coca, que tiene alto contenido de carbohidratos, proteína vegetal, fibra, vitaminas, caroteno, riboflavina, tiamina, calcio, fósforo y hierro.

Ante la pregunta obvia de si el consumo de esos productos medicinales derivados de la coca generarían adicción, los investigadores afirman que “la evidencia indica que no”, pues la hoja de coca no se puede comparar con la cocaína aislada en clorhidrato que se inhala o se fuma como crac, ni con los sulfatos de cocaína encontrados en el bazuco. Añaden que la cantidad de cocaína que entra en la sangre al consumir la coca natural es casi 50 veces más baja que la que ingresa cuando se inhalan los alcaloides aislados y alterados químicamente.

Es decir, que las que son dañinas son las sustancias químicas con las que se procesa la coca, las cuales en su mayoría vienen de los países desarrollados, y no la coca que producen nuestros campesinos.

Los autores del estudio proponen que se reoriente la producción de coca hacia su uso lícito, de manera que se creen oportunidades de desarrollo sostenible para las zonas rurales y “hasta se menoscabe la creciente demanda de cocaína y, de esta manera, empiece a reducir el narcotráfico desde la raíz”.


La propuesta de esos investigadores y las conclusiones de su estudio merecen la mayor atención de los ministros de Salud, Comercio y Medio Ambiente. Y sería trascendental que el presidente Iván Duque abriera su mente para darle al problema de la coca un tratamiento distinto del que quiere Trump. ¿Qué tal que la planta maldita, en vez de ser la raíz de la mayoría de nuestros males, se convirtiera en una fuente de ingreso fundamental para los cultivadores y para el país?

Sin embargo, para explorar ese inteligente camino, se necesitaría que el Presidente cambiara de chip.

Nota: hay muchos motivos para marchar el 21. Porque van 247 líderes sociales y 90 excombatientes asesinados en este gobierno; porque el Gobierno no oye a las comunidades en riesgo que le imploran que cumpla el Acuerdo de Paz; porque el Presidente ni siquiera se ha disculpado ni les ha dado sus condolencias a las madres de los ocho niños muertos en el bombardeo; porque la paz está en peligro; por esos motivos, más los otros que ustedes tengan, salgamos a marchar el 21 en paz.

Sigue en Twitter @patricialarasa