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... Y con el agua lejos

Lo que no podemos tolerar más como ciudad es que nos sigan recitando la radiografía del problema, con un “resígnense” implícito. O que la negligencia burocrática dilate la solución.

16 de febrero de 2017 Por: Paola Andrea Gómez Perafán

El aguacero fue en Tacueyó, a 75,7 km de Cali. Fue tan fuerte que arrastró basura y sedimentos a su paso y todo fue a parar al río Güengüe que desemboca al Palo, que desemboca al Cauca y el Cauca alcanzó la más alta turbiedad en diez años y la planta de Puerto Mallarino no pudo potabilizar el agua de inmediato y tuvieron que parar el suministro y más de la mitad de Cali se quedó 10 horas sin agua.

Esta es la historia de nunca acabar. La ciudad de los siete ríos, o más bien de los siete contaminados ríos; la ¿tercera? ciudad principal de Colombia no ha podido solucionar una subestimada crisis que pasa gobierno tras gobierno, proyecto tras proyecto, emergencia tras emergencia, un Conpes y otro Conpes, alertas y más alertas de la Personería y la Contraloría… y seguimos en las mismas. Nada vale, si llueve mucho aquí o en la parte alta del Cauca habrá que quitar el agua. Y si al contrario hace mucho ‘verano’, rece porque seguro llega la ‘sequía de agua’.

Llevamos ‘siglos’ de propuestas que no pasan de titulares en los periódicos y de informes con diagnósticos dramáticos: las pérdidas del acueducto son del 56%: ¡más de la mitad del agua!; la minería hace de las suyas en las cuencas del río Cali, en Farallones y en las cuencas de los afluentes del Cauca. Las invasiones, la deforestación y la contaminación acabaron con los ríos citadinos y como si fuera poco los egos sepultaron en los archivos propuestas serias y estudios de factiblidad listicos para ejecutar como el embalse de Pichindé.

Sumémosle a todo eso los años de intervención de Emcali y las afugias actuales de una empresa, en la cual parecieran están muy preocupados por las finanzas y muy poco por garantizar el suministro del preciado líquido. En medio de este panorama surge como una esperanza el embalse de Timba inmerso en el proyecto de las ‘Fuentes del Sur’, que estuvo en los anaqueles del olvido 24 años, hasta que en 2016 alguien lo desarchivó. Otra alternativa es traer agua por medio de un tubo de la parte alta del río Cauca, antes de Salvajina, cuyos estudios podrían estar listos en seis meses.

De resto, no es que haya soluciones calienticas para enfrentar los 15 cortes de agua promedio del año, eso si nos va bien. Y así como que los reservorios vayan a aguantar las crisis, ya sabemos que no.
Lo que no podemos tolerar más como ciudad es que nos sigan recitando la radiografía del problema, con un “resígnense” implícito. O que la negligencia burocrática dilate la solución. Ya es hora de exigir acciones definitivas y pedirles a las entidades involucradas que le pongan plazo y cronograma a la misma, porque lo que es nosotros ya nos cansamos de vivir fregados y con el agua lejos.

@pagope