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Un buen vividero

No vamos a tapar el sol con un dedo. Ni a creer...

30 de junio de 2011 Por: Paola Andrea Gómez Perafán

No vamos a tapar el sol con un dedo. Ni a creer que vivimos en Suiza, que aquí no roban, no hay homicidios y que todos vivimos divinamente. Pero que Cali ha sido, es y será un buen vividero es una realidad. Así lo ratifica la encuesta publicada por este diario en su edición del pasado domingo, en la cual el 51% de los consultados no cambia a Cali por ninguna otra ciudad. Y los que la cambiarían, ni siquiera se acercan a ese porcentaje de enamorados de la capital vallecaucana.No vamos a caer en el cliché de que es que la brisa de Cali es deliciosa, que el chontaduro, que la salsa. Tampoco, que las mujeres bonitas, que la Calle Quinta y otros motivos que afloran cuando de hablar bien de Cali se trata. Si bien, todas esas razones son un aliciente, lo que nos hace diferentes es justo lo que debemos potenciar: nuestra calidez, nuestro don de gentes.Por eso recibimos al que viene con los brazos abiertos. Por eso regalamos sonrisas. Por eso disfrutamos tanto las pequeñas cosas. Por eso nos duele que un coterráneo que viva fuera venga y le haga mala cara a la tierrita y le parezca tan poca cosa, tan subdesarrollada...Pero más que elogiar a Cali, que decirle que la amamos -quienes en realidad la amamos con el alma- para lo que deben servir este tipo de mediciones es para potenciar toda esa buena energía en obras que conduzcan a mejorar la ciudad. Que las palabras bonitas se conviertan en actos. Que sí, que muy rico vivir en Cali, que somos muy felices aquí, que nadie nos gana en amabilidad, pero hay que hacer mucho más con ello.Porque de nada nos sirve vivir muy felices y decir que de aquí no nos vamos si no hacemos algo por mejorar nuestro entorno, si somos indiferentes frente a la realidad del semáforo; si nos importa cinco quién termine gobernando Cali; si no nos duele que se roben lo público, si vivimos en nuestra burbuja con un respirador artificial y sin inmutarnos por cambiar lo que no anda bien. Si en realidad pensamos que este es un buen vividero, hagámoslo más acogedor, cuidemos los jardines, los parques. Unámonos a grupos cívicos o grupos que apoyen las buenas causas, vamos a las urnas a elegir buenos gobernantes; respetemos las filas del MÍO, evitemos pitar y contravenir las normas de tránsito... seamos buenos ciudadanos, de esos que van mucho más allá de la retórica.Quizás así, esta ciudad que pareciera haberle robado toda su dulzura a los cañaduzales que salpican el paisaje del Valle pueda ser más que la nostalgia del civismo de los 70. Quizás así podamos revertir parte de la realidad dura que a veces nos roba la sonrisa. Quizás así logremos que Cali sea un buen vividero no sólo porque la queremos sino porque hicimos de ella una ciudad a la que todos se mueren por visitar.