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Lo que no nos cuesta...

La fiesta iba a ser por todo lo alto. Compraron 80...

19 de agosto de 2010 Por: Paola Andrea Gómez Perafán

La fiesta iba a ser por todo lo alto. Compraron 80 manteles de lino con bipiur, óigase bien, 80 manteles a $180.000 cada uno, para un total de $14.400.000. Extrañamente, no los consiguieron en Cali, pero fíjese que sí los hubo en un negocio en Guacarí (al buen entendedor...). También habrían gastado más en pernil de cerdo, en papel higiénico, en champú en cojines, en guantes de látex y en otros detallitos que terminaron por encarecer las finanzas y pasó lo que tenía que pasar: el balance del 2009 dio pérdida en una institución que en los últimos años terminó con excedentes. Esa, por lo menos, es una de las muchas denuncias que hoy investigan los organismos de control sobre lo que venía ocurriendo en el Hospital Siquiátrico Departamental del Valle. Una crisis que a la postre terminó con la protesta aireada de los trabajadores, quienes exigieron el relevo del gerente de la institución que, por cosas del nuevo gabinete, tuvo que dejar su cargo.Cuando estalló la crisis también trascendió que algunos empleados habrían recibido la orden de conseguir votos a favor del PIN en las pasadas elecciones legislativas. Que hacían falta especialistas y eso parecía no importar. Que hubo despidos injustificados. Y que se relevarían cargos para cumplir con cuotas políticas. Mejor dicho, la de troya. Hoy se investiga un detrimento patrimonial de $2.811 millones, en el que estaría inmerso la cooperativa Cohosval en el hospital, por la compra de medicamentos con sobrecosto. También, que la contratación por prestación de servicios aumentó en 45 cargos sin justificación entre el 2008 y junio del 2010. Eso, entre muchas otras cosas que aún están por aclararse. Hoy recuerdo con nostalgia que en la gerencia de Harold Suárez, a quien entrevisté varias oportunidades como reportera, la consulta externa y otras áreas del Siquiátrico eran referente para analizar la salud mental de los caleños, para interpretar la psiquis de la ciudad.Qué tristeza. Tal parece que la politiquería estaba ensañada en dejar al hospital sin oxígeno, olvidándose de la importante misión que cumple en la sociedad. Olvidando que la salud es sagrada. Claro ejemplo de lo que ocurre cuando hacen francachela y comilona con lo público. Porque, en últimas, lo que no nos cuesta...La súplica sangrona: Angelino de los vallecaucanos, Santos de los colombianos, en vuestra sabiduría está definir qué va a pasar con nuestra Gobernación. Hágase vuestra voluntad, pero, sobre todas las cosas, alejad los fantasmas que merodean a San Francisco y que no quieren dejar al Valle del Cauca en paz.