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Lo que el paro desnudó en Cali

3. La facilidad con que se destrozó la ciudad. Hoy tenemos una Cali a la que solo recuperar su sistema de transporte masivo le costará $90.000 millones, su red de semaforización $7.000 millones y más de $15.000 millones en su infraestructura de bienes públicos

6 de junio de 2021 Por: Paola Andrea Gómez Perafán

1. La pobreza desbordada. 934.350 pobres hay en Santiago de Cali, según el Dane. Familias de 4 integrantes que viven al mes con menos de $1.427.848. Y en la pobreza extrema (indigencia) la cifra casi que se triplicó, en 2020: al pasar de 120.916 a 342.438. Los contados programas sociales que había los han ido extinguiendo. Y el desempleo en el trimestre febrero abril se situó en 18,8 %. Las cifras estaban ahí. Pero muy poco se ha hecho por ellas.

2. La inconformidad de los jóvenes. Según el informe ‘Cali cómo vamos’, soportado en análisis del Dane, en la ciudad, el 23.5% de la población tiene entre 14 y 28 años; 531.369 personas, el 87,4% habitan en estratos 1, 2 ó 3. En el 2020, el desempleo en los jóvenes de Cali se situó en 28,8%, y el 67.9% de los que tenían trabajo eran informales. Las oportunidades de acceder a educación superior, a tener un proyecto de vida, son escasas. La necesidad de ser escuchados y tenidos en cuenta, inmensa.

3. La facilidad con que se destrozó la ciudad. Hoy tenemos una Cali a la que solo recuperar su sistema de transporte masivo le costará $90.000 millones, su red de semaforización $7.000 millones y más de $15.000 millones en su infraestructura de bienes públicos. Eso sin cuantificar los daños a estaciones de gasolina, comercio, almacenes incendiados, sedes bancarias y demás. ¿Por qué si el 28 de abril vimos el impacto de lo ocurrido dejamos que durante más de un mes, y aún, siguieran incendiando la ciudad, sin poder detenerlo? Totalmente al desnudo la vulnerabilidad de Cali.

4. El Alcalde más impopular. En las pocas cosas que coinciden distintos sectores es en la inconformidad con la gestión del alcalde Jorge Iván Ospina, que ya venía arrastrando el costo de hacer una feria virtual y un alumbrado de gastos extravagantes, en una ciudad empobrecida y en pandemia. En la encuesta de Invamer, antes de que iniciara el paro, la desfavorabilidad de Ospina era del 69%, entre el 28 de abril y el 3 de mayo se situó en 67%, y entre el 18 y 22 de mayo llegó al 74%. Ospina es hoy el Alcalde más impopular de las ciudades principales.

5. Bloqueos, de la presión a la asfixia. Son 40 días de bloqueos. Perdieron su propósito inicial y se convirtieron en una pesadilla para la ciudadanía. A pesar de que la Fuerza Pública ha desbloqueado algunos y en otros se negocia entre la Alcaldía y los manifestantes, tan solo en la mañana de ayer se reportaban 15. Son 12 los muertos en Cali ocurridos específicamente en estos puntos, durante el paro. Toda una tragedia social. Los bloqueos también terminaron asfixiando al país. Según Fedesarrollo, causan un impacto de $6 billones a la economía.

6. Civiles armados que disparan. Decenas de videos que evidencian cómo civiles disparan en enfrentamientos el 28 de mayo, con policía al lado. El gobierno anunció que regulará uso de armas traumáticas, a raíz de lo visto en Cali. También se han disparado armas que no son de fogueo en distintos puntos de protesta y de distintos lados.

7. Nos falta seguridad pública, nos sobran delincuentes. La necesidad de haber traído refuerzos de vigilancia, un mes después de iniciado el paro (tarde, siendo el epicentro del estallido) evidenció una vez más que en Cali la fuerza pública es insuficiente. Son alrededor de 6000 policías. Y la delincuencia que asalta el comercio y aprovecha el caos para robar a la ciudadanía y atemorizar es cada vez más grande. Cali hasta el 31 de mayo registró 475 homicidios y 8330 hurtos.

8. La guerra de clases. La fractura entre ricos y pobres, ‘camisas blancas’ y ‘encapuchados’, ‘gente de bien’ y ‘vándalos’ se agrandó en una ciudad donde hasta el fin de las marchas se convirtió en discordia. Trabajar por lo que nos une y combatir lo que nos separa, entender nuestras diferencias y juntar nuestras visiones será el enorme reto de esta golpeada Cali, cuyas heridas hoy están más abiertas que nunca. 
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