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Cali enamora

Hoy escribo con el corazón; un corazón emocionado ...

1 de agosto de 2013 Por: Paola Andrea Gómez Perafán

Hoy escribo con el corazón; un corazón emocionado y eufórico, que por estos días palpita duro. Un corazón enamorado de esta ciudad, que desde siempre suspira por ella. Hoy me dice el corazón que algo muy bueno nos ha pasado. O mejor, nos viene pasando. Me dice que no es una anécdota, que no es pasajero, y que si sufrimos tempestades ya fueron ahuyentadas por ese sol que hizo suya la Sucursal del Cielo. Suena cursi, claro. Así es el amor. Sobre todo cuando es del bueno como el mío, como el suyo, como el nuestro.Hoy quiero decirles a los caleños gracias por demostrarle al mundo que somos gente, que somos cálidos, que somos calidad. Que su actitud frente a esta cita mundialista deportiva, que escogió nuestro terruño vital como casa, merece una ovación de aplausos. Que más allá del sinsabor que nos produjo el error de una medalla mal hecha y peor corregida, enfrentamos el mal rato con una defensa férrea, pocas veces vista. Que la rechifla al Presidente Santos en la inauguración fue una muestra de cuánto nos dolió su desplante. Que la invitación a un apagón vallecaucano a los medios nacionales fue un acto desesperado, de un enamorado que exige que lo escuchen. Y sí que nos escucharon y varios reaccionaron. He visto una ciudad volcada y comprometida con los Juegos Mundiales. Una ciudad que agotó dos semanas antes las boletas del evento inaugural y de deportes como el sumo. Una ciudad que con paciencia hizo cola para comprar entradas a otros deportes. Una Cali que el fin de semana vibró en la Plaza de Toros con el baile deportivo y que en recompensa vio cómo dos nuestros se alzaron con la medalla de oro, en lo que nadie en el mundo baila mejor que nosotros: salsa. Una Cali que se gozó el disco volador en el Pascual Guerrero y entendió que hay deportes que no necesitan árbitro. Una ciudad que conoció las bochas, el softball, el korfball, el fistball, el jiu-jitsu…Fíjense si es grande Cali que los extranjeros se enamoran de ella. Nos han pedido ser sede de cinco torneos. Los he visto sonrientes en los hoteles frente al Río Cali, comiendo sancocho de pescado frente a la galería Alameda, probando cholao frente al coliseo de hockey, bailando en la Plazoleta Jairo Varela. Algunos nos han declarado su amor, como los españoles Fernando Yague y Enrique Sánchez, que le escribieron una carta al Alcalde: “...nunca habíamos visto un evento organizado con tanto cariño...”. Y el campeón de karate venezolano Antonio José Díaz dijo sentirse como un familiar más de los caleños. Familia, eso hemos sido ¿Necesitamos más razones para creer que somos gente? Con el corazón hinchado ruego por que la llama de amor por Cali siga viva. Porque trabajemos –eso sí corrigiendo errores– en vendernos al mundo como una ciudad cálida, que sabe atender. Hay que explotar el lema de Capital Deportiva de América y agregarle, del Entretenimiento. Y que ese romance que vivimos se refleje en todo lo que hagamos de hoy en adelante por esta ciudad que enamora.