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‘Buenos muchachos’

Vuelve y juega. Por enésima vez en esta ciudad no podemos resolver...

14 de octubre de 2010 Por: Paola Andrea Gómez Perafán

Vuelve y juega. Por enésima vez en esta ciudad no podemos resolver la situación de los menores infractores. Y por enésima vez el uno espera que el otro y el otro que el otro solucione el problema, mientras la ciudad asiste atónita a un bochornoso espectáculo en el que nadie se responsabiliza ni se esfuerza por ofrecer soluciones que sirvan.Esta es la cuestión: el lunes, los menores recluidos en el centro transitorio –cuya capacidad es de 12 pero normalmente hay el doble– se alborotaron y causaron daños en las instalaciones, en protesta porque no les definen su situación judicial y los dejan en los pasillos del Centro de Servicios Judiciales. Allí duermen en las sillas y andan como Pedro por su casa; situación que causa estrés y pánico entre los empleados del lugar.A raíz de este insuceso, el Juzgado 16 ordena que en 48 horas que se cumplen hoy se cierre de manera provisional el centro, en el que los menores no deberían pasar más de 36 horas mientras se les define su situación, pero esto nunca se cumple. Y pide que se traslade a los reclusos al Centro de Formación Valle del Lili. Ya se sabe que sí, que quizás cumplan y los lleven allí, a dormir en colchonetas.Aquí viene la otra pieza del rompecabezas: en Valle del Lili sólo hay cupo para 212 y hace rato que está sobrecopado. Por eso se anunció que la Gobernación cedería la antigua cárcel del Buen Pastor, pero el día de la entrega se les cayó toda la parafernalia cuando el Director de Bienestar Familiar dijo que no recibía el lugar si el Municipio no les ofrecía mayor apoyo. De eso ya ha pasado un mes y dicen que habrá que esperar otro más.Mientras tanto, y esto no es ningún secreto, muchos menores no son procesados judicialmente porque no hay dónde recluirlos. Y las bandas sicariales que no son bobas se dan cuenta de que los menores son presa fácil: les pagan poco, los contratan para delinquir y les dicen que frescos, que yéndoles mal se van al centro transitorio a aburrirse un ratico.¡Qué horror! Por un lado, está la situación de esos menores que por más castigo que merezcan les asisten los derechos propios de su condición y su edad. Por otro está el eterno drama de una ciudad en la que cada día hay más y más menores delincuentes. Todo, porque el problema de fondo sigue sin solucionarse: no hay políticas serias para atender esos ‘buenos muchachos’, para detener esa estela de muerte y delitos de la que son victimarios. Y Cali sigue aportando la más alta tasa de delitos cometidos por menores, pero eso parece no importarles a muchos. ¡Válgame Dios!El comentario sangrón: ojalá que hoy en Bogotá el Gobierno Nacional arregle otro problemita que aquí no pudimos: la explotación minera de Zaragoza.