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Santos responsable

La situación del Cauca tiene causas bien conocidas, originadas en el narcotráfico...

21 de julio de 2012 Por: Paloma Valencia Laserna

La situación del Cauca tiene causas bien conocidas, originadas en el narcotráfico y los cultivos ilícitos, la narcoguerrilla, los conflictos de tierra, la dificultad de realizar en la práctica la utopía de la multiculturalidad, por mencionar sólo algunos; sin embargo, gran parte de la responsabilidad corresponde al Gobierno.El presidente Santos, desde hace mucho tiempo, ha venido mostrando una imposibilidad de tomar decisiones, de negociar con las comunidades y sobre todo una incapacidad de predecir los eventos políticos. El arte de la política es mucho más que disimular los problemas y aplazar los conflictos. Implica entender la sociedad, poder predecir las consecuencias de las decisiones y medir los impactos que pueden tener en cada contexto. Santos lo hace muy mal. En el paro de los transportadores –por la derogatoria de la tabla de fletes- dijo que no negociaría, que era una decisión tomada. Sólo cuando el paro se dio, y la capital y otros puntos estratégicos del país estuvieron bloqueados, el Presidente decidió oírlos, negociar y reversar lo que había anunciado como inamovible. Vino luego el caso de la reforma a la educación superior. También anunció con vehemencia que no retiraría el proyecto, que no había lugar a las críticas hechas, y luego cuando el paro y el caos azotaban a la sociedad, retiró el proyecto, y abrió las mesas de concertación.Los indígenas hicieron su propuesta, el presidente fue hasta Toribío para hablar con ellos -eso creímos- y sin embargo no lo hizo, se encerró con sus ministros y tuvo una reunión que bien hubiera podido hacer en Bogotá. Se fue dejando todo como estaba antes de su visita y todos los caucanos sabíamos que algo grave iba a pasar. Santos no lo supo, o prefirió ignorarlo, fiel a su idea de que no decir equivale a que no pasa.Se desató lo que conocemos, en general previsible y estoy segura, de que también evitable. La política del gobierno Santos se limita a atender lo que pasó, pero no anticipa, no previene, no evita. Si se sabía que los indígenas iban a sacar a los militares (lo anunciaron por los medios de comunicación), ¿por qué el presidente ignoró la advertencia? ¿Por qué no dialogó con ellos antes? ¿Por qué no planeó una manera de contener -sin violencia- a los indígenas? ¿No les creyó? ¿Pensó que no eran capaces?Las vías de hecho ocurren, precisamente porque los gobiernos no oyen las protestas ciudadanas, porque no son capaces de entender la magnitud de lo que se les pide, ni la decisión con la que se pide. Santos odia decir que no, y odia mucho más tener que discutir sus decisiones con alguien más. Trata a los colombianos como si perteneciéramos todos a ese congreso que tiene empalagado de mermelada, sumisos, sin opiniones propias y rendidos ante lo que él les mande. Esto ha devuelto al país hacia las vías de hecho. Cuando el Gobierno ignora -tan rampantemente- las voces de los ciudadanos el conflicto escala. A este gobierno hay que sumarle un Congreso que no nos representa. La función de un congresista es darle voz a sus electores en las decisiones nacionales; pero como la mayoría de nuestros parlamentarios se dedican a complacer al Mandatario a cambio de contratos, puestos, regalías y demás dulces, los ciudadanos no tenemos otro camino que el de la protesta. Lo más grave es que las sociedades entienden. Ahora todo el que quiera algo irá a las vías de hecho, porque ya sabemos que sólo así el Gobierno atiende.