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Marihuana, ¿nuestro problema?

Las lecciones de la lucha antidrogas no son despreciables: la presión que...

4 de junio de 2011 Por: Paloma Valencia Laserna

Las lecciones de la lucha antidrogas no son despreciables: la presión que se hace en un país, no destruye el fenómeno, simplemente lo desplaza. Así sucedió en el caso de Colombia, cuyos esfuerzos trasladaron el flagelo hacia México, sin que hubiera podido preverse o evitarse. En los países en vía de desarrollo hay muchas personas que están dispuestas a entrar en los mercados ilegales para tener un medio de subsistencia, más aún cuando ese mercado es capaz de mover gigantescas sumas de dinero que financian lujos. Los estudios de quienes están en el negocio del narcotráfico muestran que están dispuestos a morir jóvenes a cambio de obtener todo lo que ese dinero les ofrece. Los esfuerzos realizados por los países productores para acabar con los cultivos y reducir la oferta han fracasado; los costos en términos de vidas y seguridad interna no son cuantificables y muy a pesar de las multimillonarias inversiones la oferta continúa alta.Es claro que la lucha contra las drogas no funcionó; el fenómeno debe ser atendido desde otra perspectiva. Esto, que lo sabemos hace tiempo, fue recogido por la Comisión Global de Política de Drogas. El informe tiene la virtud de que pone en el debate internacional una posición unificada de personalidades latinoamericanas, provenientes de países productores que han sido afectados por el negocio ilícito de las drogas, y por las políticas con las que se ha combatido -impuestas por los países consumidores. Aún así, las conclusiones del informe se quedan cortas y no van a los puntos más sensibles.Sugiere la Comisión una aproximación a los consumidores como enfermos y no como criminales. Este argumento tiende a caer en el error de que todos los que consumen drogas son adictos. Hay muchos consumidores cuya vida no se afecta. Trabajan, son productivos y tienen la capacidad económica de pagar los elevadísimos precios de las drogas en EE.UU. y Europa. Quienes consumen drogas lo hacen en un acto de voluntad individual, y el daño que causan a su salud es comparable al de otros vicios: consumir alcohol, cigarrillo; incluso al de usar un celular a pesar de que ahora sabemos que nos predispone al cáncer. En fin, cómo son tratados los consumidores no soluciona el que Latinoamérica tenga que vivir en una guerra para refrenar impulsos individuales.La legalización de la marihuana expuesta por la Comisión no es tampoco un tema novedoso, ni conducente. En el 2010 fue votada la proposición 19 en California, EE.UU., mediante la cual se buscaba legalizarla, permitiendo a los adultos cultivar hasta dos metros cuadrados de cannabis y poseer hasta 28 gramos para uso personal, pudiendo consumirla en propiedad privada y sin la presencia de niños. La proposición fue derrotada; el 54% de los votantes se opuso, en tanto que el 46% se mostró favorable. A pesar de ello, encuestas muestran que la mayoría de los californianos está de acuerdo con la legalización de la marihuana y se dice que una proposición similar será presentada en el 2012. Si bien, la legalización de la marihuana es un paso importante, no es el problema latinoamericano de fondo. Los mercados de marihuana están siendo suplidos en general por los cultivos hidropónicos de Canadá y EE.UU. -este ultimo produce 10 mil toneladas métricas al año. La producción y participación latinoamericana en la cannabis es cada vez menor. Nuestro problema es la coca. ¿Por qué nuestros intelectuales no se concentran en plantear una respuesta a las dolencias latinoamericanas?