El pais
SUSCRÍBETE

Inicio

Artículo

Amigos non-santos

El presidente Santos es difícil de descifrar. Sus comentarios, siempre medidos, impiden...

14 de mayo de 2011 Por: Paloma Valencia Laserna

El presidente Santos es difícil de descifrar. Sus comentarios, siempre medidos, impiden que conozcamos sus posiciones. En el tema del manejo de las narcoguerrillas terroristas estamos ante la ambigüedad de sus palabras. Colombia había encargado al Instituto Internacional de Estudios Estratégicos de Londres (Iiss) el análisis del material encontrado en el computador de ‘Raúl Reyes’. Según la publicación, el gobierno venezolano apoyó fervientemente a las Farc. Las relaciones entre la organización y Chávez se muestran fluidas y amistosas: reuniones con la cúpula guerrillera y todas las personalidad del gobierno de Venezuela, incluido el Presidente; apoyo económico, además de la posibilidad de hacer negocios con el Estado venezolano mediante empresas fachadas; promesas para conseguir armas en Rusia; altos mandos del ejército bolivariano se presentan como admiradores de las Farc que, según ‘Reyes’, identifican con el ejército solidario que colaborará en el establecimiento del régimen bolivariano en Colombia. En fin…Aparece este libro ahora, cuando sólo nos quedan las fotos de los campamentos de las Farc en Venezuela, los cascarones de los lanzacohetes venezolanos en poder de las Farc, las grabaciones y publicaciones de Chávez diciendo que las Farc no son terroristas sino “fuerzas insurgentes que tienen un proyecto político, que tienen un proyecto bolivariano, que aquí es respetado”. Aparece ahora, cuando Chávez es nuestro nuevo mejor amigo. Legitimidad política, eso es lo que más le interesa a las Farc. Aquello les permite dejar de figurar como una organización terrorista y convertirse en unos rebeldes que luchan por principios políticos y representan una fracción de la sociedad colombiana, y, como también lo dijo Chávez, ocupan parte del territorio de nuestro país. A eso se comprometió Chávez; a sacarlos del estigma del terror y ponerlos en la arena política. El nuevo mejor amigo parece acercarse a sus promesas. Santos decidió darle a las Farc y los demás terroristas y sus amigos, el gusto de otorgarles el tratamiento de conflicto armado interno.Esa discusión que para muchos es semántica, tiene repercusiones en el contexto internacional. La lucha insurgente, la lucha de los pueblos, puede dar lugar a que las naciones les den reconocimiento político y aquello da pie a la conformación de un nuevo Estado y la adjudicación de parte del territorio. ¿Qué quiere Santos? ¿Hacia dónde nos conduce? Se trata de una decisión crucial y el Presidente no puede menos que informarnos sus planes. Colombia ha sido enfática en su total rechazo a las Farc y a los demás grupos al margen de la Ley. Millones nos manifestamos en la calle en su contra. Ellos no representan a ninguna fracción de la sociedad y son sólo asesinos que usan a Marx para envolver cocaína. En caso de una negociación la Nación les ofrece la cárcel y la garantía de sus derechos; el mismo gesto generoso que tuvo con los paramilitares.Una comparación: el presidente de Pakistán, Zardari, casi se disculpó de que el terrorista estuviera refugiado en su territorio y reconoció que no participaron en la operación que dio de baja a Bin Laden. ¿Será que Pakistán va a elevar una queja ante organismos internacionales contra EE.UU. por el ataque sobre su territorio? ¿Será que le inician un proceso penal al Secretario de la Defensa estadounidense en Islamabad? En el libro del Iiss hay un correo donde se dice que Rafael Correa recibió US$400.000 de las Farc para su campaña. ¿Será verdad?