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Contra viento y marea

Lo que más llama la atención del libro del expresidente Juan Manuel Santos titulado La Batalla por la Paz, es la rigurosa metodología que se siguió para lograr el objetivo del fin del conflicto con las Farc.

19 de abril de 2019 Por: Óscar López Pulecio

Lo que más llama la atención del libro del expresidente Juan Manuel Santos titulado La Batalla por la Paz, es la rigurosa metodología que se siguió para lograr el objetivo del fin del conflicto con las Farc. Fue la metodología la principal protección de un proceso que resultó largo, accidentado, plagado de enemigos. Algo que podría denominarse la gerencia para la solución de un conflicto.

Pero para volver práctica la teoría se necesita mucho conocimiento y comprensión de lo que quieren ambas partes, paciencia, flexibilidad, precisión, límites, tiempos, organización y una buena dosis de mercadeo político. Muchas personas pueden estar en desacuerdo con lo que se acordó en La Habana en los cuatro años de negociaciones que culminaron el 24 de noviembre de 2016 en Bogotá; el triunfo del No en el plebiscito de 2 de octubre de ese año fue la mejor prueba de ello. Pero si algo permitió que luego de ese enorme traspiés se pudiera recomponer la negociación fue precisamente la seriedad con la cual se llevó a cabo.

Santos hace, en casi 600 páginas, un recuento de las negociaciones en un texto fácil de leer, que cautiva al lector, aunque se sepa desde el principio el final de una historia, cuyo desarrollo estuvo por mucho tiempo en la primera plana. Su interés, como sucede con todos los libros de memorias, es conocer las motivaciones del protagonista, sus anhelos y sus miedos, sus frustraciones, los duros golpes de la realidad, sus recursos políticos para superarlos. La intimidad de la soledad del poder.

El montaje que requirió el proceso de paz con las Farc, fue enorme. Primero una etapa secreta de acercamientos y de fijación de la agenda; luego las interminables reuniones en La Habana, que terminaron con la firma del acuerdo en Cartagena, delante del mundo entero, previa al plebiscito que se perdió; finalmente, la recogida de los platos rotos para volver a poner una mesa aceptable para la oposición, ratificada por el Congreso y la Corte Constitucional. En el intermedio, nada menos que el premio Nobel de Paz.

Muchas personas muy calificadas intervinieron en uno u otro momento, por eso es tan interesante conocer las decisiones del Presidente de la República, para llamar a alguna entidad internacional, a algún líder extranjero, a algún profesor universitario que alumbrara el camino. En el discurso de aceptación de Premio Nobel, con el que se cierra el libro, Santos resume las características que llevaron al éxito del proceso: aprender de los fracasos de procesos anteriores propios y ajenos, para no repetirlos. Fijar una agenda de negociación realista y concreta, relacionada con el conflicto. Discreción y confidencialidad. Combatir y dialogar al mismo tiempo. Acercarse a gobiernos inamistosos que pueden influir en el resultado. Apoyo de los países de la región y de los organismos internacionales. No acordar nada hasta que todo este acordado. Obtener el máximo de justicia posible sin sacrificar la paz.

Dos referencias de Santos para no seguir: el proceso de paz del Caguán, durante el gobierno de Andrés Pastrana, que considera una gigantesca improvisación, y la insuperable terquedad de Álvaro Uribe, para no aceptar una solución distinta de la guerra total, que Santos se declara incapaz de comprender, habida cuenta de los acercamientos del gobierno Uribe a las Farc. El libro, una lección de alto vuelo de cómo sacar algo adelante contra viento y marea.

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