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Conductas electorales

En las elecciones presidenciales de 1994, cuando no hubo alianzas electorales porque...

7 de junio de 2014 Por: Óscar López Pulecio

En las elecciones presidenciales de 1994, cuando no hubo alianzas electorales porque no había con quién hacerlas, hubo un crecimiento de 1,5 millones de votos entre la primera y la segunda vueltas. El casi empate de Samper y Pastrana, se resolvió, por obra y gracia de nuevos votantes en el triunfo de Samper por una pequeña diferencia. Samper saco 1,1 millones de votos más y Pastrana 1 millón. En 1998, también hubo 1,5 millones de votos más entre la primera y la segunda vueltas, sin que hubiera habido alianzas políticas. Pastrana sacó 2,5 millones de votos más y Serpa 2 millones más. Los 2,8 millones de votos de opinión de Noemí Sanín, pudieron haber ido en su mayoría a Pastrana, dadas las circunstancias políticas de la época, pero hubo una presencia importante de nuevos votantes que hizo que la diferencia entre ambos candidatos sólo fuera de medio millón de votos. 2010 ha sido la única vez, en las tres ocasiones en que ha habido segunda vuelta, en que hubo alianzas políticas. El candidato ganador del Partido de la U, Juan Manuel Santos, se alió con los partidos Liberal, Conservador y Cambio Radical, que habían sacado 3 millones de votos. Como consecuencia la votación de Juan Manuel Santos aumentó 2,2 millones de votos en la segunda vuelta. Es decir, los votos de la coalición formada por partidos políticos organizados, con estructuras regionales fuertes, hicieron valer sus votos en un 73%. Pero al mismo tiempo ha sido la única vez en que la votación total disminuyó de una vuelta a otra en 1,5 millones de votos. Como los votos por Antanas Mockus sólo aumentaron en 0,4%, ello quiere decir que la gran mayoría de los 2,1 millones de votos por Noemí Sanín, (candidata del Partido Conservador que no hizo parte de la coalición) y por Gustavo Petro, se abstuvieron y no hubo nuevos votantes. La moraleja de esas conductas electorales es que las alianzas hay que hacerlas con partidos políticos organizados y disciplinados, que sí funcionan, porque los votos de opinión se van solos para donde mejor les parece o se abstienen, sin necesidad de que el dirigente político que apoyaron en la primera vuelta se los indique. En 2010, las alternativas que quedaron, Santos y Mockus, no satisficieron a muchos de los votantes, quienes probablemente no vieron razón para su participación en una contienda donde ya había un ganador en primera vuelta por una enorme diferencia de votos. Por el contrario en elecciones reñidas, es evidente que aumenta la participación de votantes, que entienden que su voto si es importante. Curiosamente ese grupo que aparece o desaparece ha sido siempre de 1,5 millones de votos. Como todo indica que los votos disciplinados de la coalición de gobierno que tuvieron un buen comportamiento en el 2010, se echaron a dormir el 25 de mayo pasado, es de la mayor importancia que se despierten para el 15 de junio, porque muy seguramente van a volver aparecer los 1,5 millones de votos que sorprenden cuando la elección es muy reñida. El tío Baltasar confía en que esos nuevos votantes, apoyen mayoritariamente la opción de gobierno moderno, urbano, abierta internacional y culturalmente, civilista, respetuosa de la oposición, de las instituciones y de la prensa, dispuesta a terminar el conflicto armado, que representa Juan Manuel Santos, pero añade, que esos votos partidistas hoy perdidos son un seguro necesario. Por si las moscas.

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