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Un problema mundial

El retiro del Reino Unido de la Unión Europea no puede ser tomado a la ligera o en mofa, como aparentemente lo están haciendo algunos gobiernos de países permanentes en la Unión y observadores noticiosos

3 de abril de 2017 Por: Ode Farouk Kattan

El retiro del Reino Unido de la Unión Europea no puede ser tomado a la ligera o en mofa, como aparentemente lo están haciendo algunos gobiernos de países permanentes en la Unión y observadores noticiosos, pues el retiro del Reino Unido no es cosa nueva ni frívola pues desde hace tiempo el gobierno inglés ha venido cuestionando algunos aspectos de la administración de la Unión (la cúpula Bruselas) que ahora se agrandan con el problema de los refugiados, que provienen de las antiguas colonias de algunos de los países europeos unidos, y con los conflictos bélicos que rodean a Europa, y particularmente las sanciones mutuas nacidas del error garrafal del episodio Ucrania.

Los comentarios de la Primera Ministra del Reino Unido relativos a la independencia del compromiso legislativo y administrativo que le resultarían del Brexit los comparten, aunque tímidamente, varios países de la Unión que vienen sufriendo recesos y dificultades nacidas de estar ligados a un virtual gobierno central supra-nacional, y hasta caprichoso y prepotente, mucho más los Estados que están aherrojados al euro, aspecto que se agrava ahora que Trump está señalando a la manipulación de su altibajo en el mercado cambiario como un truco para hacer competencia desleal en el comercio abierto internacional a lo cual Trump atribuye el déficit que Estados Unidos tiene, y que motivó un viaje especial de la Sra. Merkel a Washington, con caras agrias.

El solo hecho de que le estén poniendo la salida difícil a Inglaterra refleja el temor que tienen de una desbandada de Estados en trance de desilusión.

Los países de Europa Oriental, que fueron adoptados por Europa Occidental cuando se desbarató la Órbita Soviética no han sido una buena adquisición por sus costumbres políticas y sociales que continúan a pesar del espacio de tiempo de adaptación para su integración y además la apertura de movilidad laboral y residencial a sus nacionales ha creado problemas. No ha sido de buen recibo que habiendo sido sus nacionales aceptados en otros países ellos hayan cerrado las puertas a los inmigrantes que Europa está teniendo que recibir, tanto por su carga de conciencia colonial como por la turbulencia que reverbera en el mundo.

La Unión Europea tiene que reconocer que algo ha ocurrido desde sus primeras figuras y tiempos luego del fin de la segunda guerra mundial, cuando logró un importante desempeño, primero por la ayuda directa e indirecta de Estados Unidos, y luego por sus propios avances, particularmente en la industria y el comercio y en la investigación, innovación y tecnología.

Pero la ambición rompe el saco, y, tal como han reconocido algunos de los conocedores de la actual situación, de la figura del Mercado Común, que fue la base de su éxito, los países gestores sucumbieron al sueño napoleónico, y la ‘unión de países’ pasó a ser una ‘unión con países’, y los ingleses nunca se han tragado la idea de ser súbditos de nadie que no sea su Real Corona, así como otros grupos políticos añoran y promueven su identidad nacional.