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La Torre de Babel colombiana

Algunos estudiosos alegan que no ocurrió tal confusión de lenguas sino que los habitantes, hablando el mismo lenguaje, lo utilizaron para insultarse y entrar en conflictos de interés.

4 de enero de 2019 Por: Ode Farouk Kattan

Las Sagradas Escrituras nos relatan que en la antigua Babilonia tuvo lugar un episodio en el cual los habitantes de esa ciudad, queriendo construir una torre que alcanzara el cielo, sufrieron como castigo a su vanidad que súbitamente se confundieran sus lenguajes y se quedaran sin la posibilidad de comunicarse entre ellos, fracasando así su empeño.

Algunos estudiosos alegan que no ocurrió tal confusión de lenguas sino que los habitantes, hablando el mismo lenguaje, lo utilizaron para insultarse y entrar en conflictos de interés. Así que no fue que no pudieran comunicarse entre ellos sino que, divididos por sus mezquinos intereses, eran incapaces de converger en sus actos y la torre que los uniría no llegó a las alturas divinas sino que se quedó en una inútil pequeñez. Dicen los arqueólogos que a esto se debió la caída de la gran Babilonia.

Esta enseñanza puede ser aplicada a las sociedades modernas, que pretenden llegar a alturas divinas pero por su permanente conflicto interno de interés y un amplio uso de los pecados capitales no pueden llegar a ellas. Es el caso de los países actuales, entre ellos Colombia.

Todos las naciones, desde que se conforman, lo hacen con un propósito de unión, se adornan con una bandera, con un himno y con estructuras de funcionamiento, como poderes ejecutivos, legislativos y judiciales en los cuales cifran su porvenir administrativo, del cual depende el desarrollo de la comunidad y su bienestar.

Sin embargo, paulatinamente se presenta el fenómeno de la Torre de Babel, en cuanto al ordenamiento social, en vez de converger, choca y cae en desorden, y peor, en conflicto.

Y esto es lo que hoy parece haber ocurrido en Colombia, después de haber escalado la historia de los aborígenes, de la conquista, de la Colonia y de la República, que se supone deben haber sido etapas sumadas y complementarias del progreso, hoy muestran un desorden reminiscente del que los arqueólogos dictaminaron para la figura de la Torre de Babel.

En esto convergen una cantidad de factores, esencialmente humanos, a pesar de que le echemos la culpa al clima y a los temblores.

En los análisis que se hacen sobre nuestra Torre de Babel surgen más que cualquier cosa los rezagos culturales de las diferentes etapas de nuestro escalamiento histórico-poblacional, entre ellos la educación poco generalizada durante mucho tiempo, y la gran influencia de lo que llamamos la política, que no es otra cosa en nuestro medio que el uso y abuso del poder, ahora alcanzado por toda clase de maneras, conduciendo ello a frustraciones para la población, siendo esa frustración el caldo de cultivo para el desorden social.