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Grandiosidad vs realidad

Con frecuencia Colombia es saludada por los medios con informaciones de grandiosos...

21 de febrero de 2011 Por: Ode Farouk Kattan

Con frecuencia Colombia es saludada por los medios con informaciones de grandiosos proyectos que harían de nuestro país un gran líder en la región y el mundo. Todo esto recibe amplia difusión y crea esperanzas. Es muy bueno soñar y pretender convertir en realidad los sueños. Así es que el hombre llegó a la Luna: a alguien se le ocurrió la idea, y muchos ‘alguienes’, luego de intenso estudio y con ayuda de alguna inversión, pusieron un hombre en la Luna, punto intermedio para lograr llegar quién sabe adónde, pero con continuado esfuerzo.Hoy la gran noticia es que se va a construir un ferrocarril entre la costa Caribe y la del Pacífico para transportar personas y mercancías. Hace algunos años el sueño era diferente: se pretendía adecuar los ríos Atrato y San Juan para crear un canal fluvial que fuera otro Canal de Panamá. Hace 25 años Colombia se entusiasmó con el Plan de Desarrollo Integral de la Costa del Pacífico que luego pasó a dormir el sueño de los justos en un anaquel de la CVC. Esto ha llevado a un escepticismo respecto a estos proyectos. Y no es que lo grande nos quede grande, sino que hasta lo chiquito nos queda grande, porque no tenemos los dos componentes de la proyección en grande: una planificación y objetivos sustanciales del largo plazo serios, que tienen como componente principal el cumplimiento de los pasos parciales de las grandes obras de hoy.Hasta a Dios le tomó varios ‘días’ hacer el mundo, y, según la Biblia, cada ‘día’ estuvo constituido por un paso secuencialmente concomitante con los demás para obtener el efecto deseado. No se cambió la secuencia por otras de conveniencia. Nosotros lanzamos un programa, creamos expectativas calentanas, luego lo reemplazamos por otra novedad. Y parte de la ‘calentanura’ es creer que tenemos la plata para hacer el proyecto, o que alguien va a financiarlo sin la certeza de que el negocio le va a resarcir la inversión y dar utilidades. No hemos comprendido la importancia de la capitalización de la Nación como conjunto social, única fuente sólida de recursos para la grandiosidad.Colombia debe exigir a sus planificadores que se alejen de la grandiosidad sin sustento, y pasen a la realidad programada, en la cual las obras grandes son la sumatoria de una serie de acciones, partes de un proyecto que vayan casando en el tiempo hasta completarlo, dado que ninguna de esas ideas va a cristalizar en un período de gobierno, cosa que nos confirma que la planificación debe rebasar tales períodos. Amén de que ello se debe hacer sin descuidar la obra que ya está hecha, fuera del grandioso proyecto, para que no se convierta en estorbo para su realización. Si bien necesitamos una vía expedita que vaya desde Caracas hasta Buenaventura, también necesitamos calles igualmente expeditas que nos lleven del trabajo a la casa.