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Actualización catastral

Cali se compromete con una de las más sensibles tareas de la...

10 de octubre de 2012 Por: Ode Farouk Kattan

Cali se compromete con una de las más sensibles tareas de la Administración Municipal: su actualización catastral luego del tortuoso episodio del contrato con Sicali para la recaudación de impuestos. Este proceso, según diagnósticos hechos públicos, tendrá que alcanzar el grado de reconstrucción como consecuencia de falencias estructurales y de desempeño en la ejecución de tal contrato.El diccionario define catastro, en un contexto simple, como el inventario de los inmuebles (fincas, terrenos, casas y edificios) de una determinada jurisdicción. Como cualquier inventario de bienes está compuesto esencialmente por un listado descriptivo de los bienes y una asignación de valor, y no es estático sino dinámico en el tiempo al ritmo del desarrollo de las cosas y de las costumbres.A diferencia de los inventarios mercantiles, el catastro tiene además una función fiscal por cuanto el valor del predio se convierte en la base gravable de un impuesto, el predial, que es la contribución que deben hacer los propietarios de las áreas que en su conjunto componen el territorio a la autoridad municipal, para que con esos dineros, y otros que como complementarios y adicionales se recaudan, financie la administración y las obras de la ciudad, siendo siempre el predial la piedra angular del fisco municipal.Difícil tarea afronta la Secretaría de Hacienda, no sólo por tener que recorrer un terreno de trabajo administrativo descuidado en lo referente a la descripción de los inmuebles y su entorno infraestructural sino también por tener que definir valores apropiados en un escenario de cambiantes parámetros.El impuesto predial no lo paga el inerte inmueble, como creen algunos fiscalistas con mentalidad igualmente inerte, sino quien lo posee, con parte de sus ingresos generales, lo que liga el impuesto a los vaivenes y altibajos del ‘mercado’.El poder adquisitivo y contributivo de Cali, como constitutivo del ‘mercado’ está muy demeritado por años de declive en materia socioeconómica, que mal puede disimularse poniendo como ejemplo núcleos que no son representativos sino de una reducida minoría o esgrimiendo comparaciones con otras ciudades de diferente evolución. Todos los diagnósticos muestran, tanto para Cali como para el Valle del Cauca, indicadores que, ya sea porque suben, como el desempleo, o que bajen como los financieros, tanto públicos como privados, un demérito visible y tangible preocupante.El proceso de actualización catastral debe promover dos cosas: la primera, una revisión del sistema tributario y contributivo y tarifario (servicios públicos), a veces involucrado en un concepto denominado “los costos de ciudad”, que a pesar de ser diversos salen de los mismos bolsillos de la misma población para ponerlos en su dimensión socialmente manejable, en correlación con los ingresos reales de la población. O sea el concepto elemental de la suficiencia proporcionalizada. Como lo han dicho algunos que dan buen consejo, no se puede tener más ciudad que la que se puede comprar.La segunda, es que si el municipio, como ente, quiere tener más ingresos y hacer mas cosas, debe promover que su población tenga también mas ingresos mediante políticas de desarrollo de las actividades mercantiles, industriales y profesionales, única fuente real de recursos para que las gentes sostengan su nivel de vida y el de la ciudad.Esto obliga a acompañar la visión materialista física de la ciudad con la proyección humanista de su población, pues, o las dos progresan armónicamente o se destruyen armónicamente juntas.