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Cinco mensajes y una omisión

La visita del papa Francisco a México cumplió con un triple objetivo:...

20 de febrero de 2016 Por: Muni Jensen

La visita del papa Francisco a México cumplió con un triple objetivo: evangelizar, señalar, y mercadear. El Papa, con actos simbólicos, una agenda apretada y palabras claras, marcado por un semblante de constante preocupación, emprendió un peregrinaje de una semana, de sur a norte del país. México tiene la segunda población católica después de Brasil y además ha sido una de las naciones laicas más antiguas de América Latina. Para resaltar: desde mediados del Siglo XIX y hasta 1992, no tuvo relaciones diplomáticas con el Vaticano a pesar de ser católica el 80% de su población.El viaje fue noticia desde antes de tocar tierra mexicana. El Papa hizo una parada en Cuba para encontrarse con el patriarca Kiril, jefe de la iglesia ortdodoxa rusa. Después de un milenio de distanciamiento, en esta reunión de los líderes de las dos principales religiones cristianas del mundo quedó claro su primer mensaje: para la iglesia, la unión de fuerzas es inevitable para perdurar.A pocas horas de aterrizar el sábado pasado, el Papa protagonizó otro hecho histórico: se convirtió en el primer pontífice que visitaba el Palacio Nacional de México. Se tomó fotos con un Peña Nieto sonriente y dispuesto a sacar el mayor jugo de esta visita a la luz de su desdibujada presidencia. Al salir del encuentro protocolario, el papa Francisco les dio a los obispos mexicanos una paliza verbal, donde les pidió tener coraje, abstenerse de los chismes, denunciar el narcotráfico, la corrupción, y el abuso de poder. Segundo mensaje: nadie se salva de los jalones de orejas del Papa.El lunes en Chiapas, sede de la rebelión Maya de los 90, el Papa rompió con todo precedente oficiando una homilía con frases indígenas, y autorizando el uso de estas lenguas en la celebración de la eucaristía. Fue un gesto incluyente y novedoso pero también hábil: en esa región los católicos están desertando para unirse a movimientos evangélicos, y los números son preocupantes para la iglesia: actualmente menos del 60% dice pertenecer a la religión de Francisco. Tercer día de visita, tercer mensaje: la exclusión es la peor táctica de reclutamiento.Ningún hecho de la agenda del Papa fue tan llamativo como la celebración el miércoles de la misa en la frontera de México con Estados Unidos. Ciudad Juárez fue la sede de una multitudinaria celebración, en la que se recordó a los que han muerto intentando huir del miedo y la pobreza.En medio de la campaña presidencial de Estados Unidos, donde cada candidato republicanos compite por ser el más despiadado con los inmigrantes, este gesto tiene un gigantesco componente político. ¿El mensaje? Ni el muro más alto ni los slogan excluyentes son barrera para los católicos a ambos lados del Río Grande.El quinto mensaje del Papa fue de solidaridad y devoción a las víctimas. México ha sufrido por décadas la violencia por narcotráfico, los asesinatos de mujeres y sacerdotes y periodistas, la desaparición de estudiantes y la corrupción de los partidos. Hay víctimas de discriminación, corrupción y guerras de pandillas. Es un país adolorido, pujante y joven, que invitó a un Papa revolucionario, latinoamericano y sencillo, a rezar con ellos.Pero, en la lista de los mensajes que dio el Papa en su viaje a México, faltó uno para las víctimas de los abusos sexuales de sacerdotes católicos en ese país. Cientos de estas víctimas se quedaron sin una condena, por parte del líder de la iglesia, a la impunidad y al horroroso encubrimiento de estos crímenes. ¿Lunar en la agenda, o pecado de omisión?