Señor Procurador

Señor Procurador, señor Lafaurie: muy respetuosamente me dirijo a ustedes para hacer las siguientes reflexiones. Voy a empezar dando unas estadísticas para que entendamos de donde vienen muchos de los problemas de nuestra República Democrática, (que no es una Monarquía) donde deben primar el bien común y el respeto a la equidad. Colombia tiene 42,3 millones de hectáreas para uso agropecuario y 2.900 kilómetros de costa sobre dos océanos, y por nuestra privilegiada ubicación somos un país único. 33,8 millones de esas hectáreas se explotan en ganadería y 8,5 millones en agricultura, de las que 7,1 millones son utilizadas para grandes cultivos (palma, azúcar, café) en su mayoría para exportación y solo 1,4 millones son para cultivar ‘la papita’. 5 millones de campesinos se encargan de trabajar duro esa tierrita para llevar a nuestras mesas el alimento. De esos millones de hectáreas el 46% esta en manos del 0,4% de la población. (Como mal repartida, ¿no?). Nuestras vacas son por lejos las que más tierras tienen en el mundo, las más cómodas, 1,5 vacas por hectárea, mientras en Holanda son 140 por hectárea. El 80% del maíz es importado y el 99% de los cereales igualmente. Con $200 mil al mes viven el promedio de nuestros campesinos, 15% son analfabetas, el 83 % de los niños del campo no van al colegio y solo el 1 % llega a la universidad. Seis millones de desplazados, por guerrilla, paramilitares, compañías mineras, petroleras, etc. Campesinos despojados de sus tierras, que muchas veces terminan en manos de políticos y testaferros, de gamonales y ‘ganaderos’. Así podría seguir dando cifras de lo desproporcionado que es nuestra patria querida, en la que desdichadamente, nunca podremos tener paz verdadera si no empezamos a corregir estos desbalances. Señores Procurador, señor Presidente de Fedegan, ¿cómo es posible que ustedes no vean eso e insistan en que no es necesario la reparación y la restitución de tierras?, ¿dónde están sus conciencias? Es muy cómodo decir esto desde sus lujosos carros blindados y sus casas custodiadas por ejércitos de escoltas, y de vez en cuando salir y untarse de pueblo para volver a sus estados de confort y privilegios. No señores, este país necesita de justicia social y ¡los que queremos ver una nación en paz somos más! P.D. Señor Ordóñez, si no aprueba el matrimonio gay, tampoco debería aprobar el católico de donde salen la mayoría de abusadores y maltratadores de mujeres. Cambie de religión, porque está demostrado que la iglesia está llena de sacerdotes gay que violan niños y niñas indefensos, ¿no es eso un poco, o mucho de doble moral? Señor Alejandro si sus planes son llegar a la presidencia, hágalo con propuestas incluyentes y generosas, no mezquinas e incendiarias. No más latín, hable claro. Reflexione…