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Miedo al agua

La realidad de por qué no tomamos agua del grifo y preferimos comprarla en botellas plásticas obedece a un miedo que los hábiles publicistas de las grandes compañías embotelladoras lograron meternos.

20 de agosto de 2018 Por: Miky Calero

La realidad de por qué no tomamos agua del grifo y preferimos comprarla en botellas plásticas obedece a un miedo que los hábiles publicistas de las grandes compañías embotelladoras lograron meternos. Apuesto a que usted no sabe que muchas veces es más pura el agua del grifo y que mucha del agua embotellada la sacan de la llave. ¿Entonces por qué pagar hasta un 2000 % más?

Las embotelladoras de gaseosa empezaron a preocuparse, la venta de sus productos empezó a descender porque muchos no querían la gordura que les ocasionaban, y por ello empezaron a consumir más agua. Paso a seguir, ¿qué hacer? Pues por qué no embotellarla en envases desechables, ¡claro! ¡Qué gran idea! Señores publicistas, ¿cuál sería la estrategia? Sencilla, como todo en el mundo del consumo, ¡metamos miedo! Digámosle a la gente que el agua que sale de la llave es muy mala.
Claro está que en algunos lugares del planeta sí lo es, pero en la mayoría no.

Por ejemplo en Cleveland USA pudieron comprobar que el agua del acueducto salió mejor librada que el agua embotellada de marca Fuji, la más vendida de la ciudad. Entonces empiezan las campañas publicarías a hacer avisos y comerciales para lograr convencer a través del miedo que es mejor la embotellada. Muchas de ellas mostrando manantiales en las montañas para hacer parecer que el agua sale directamente de ahí, mientras que en realidad las embotelladoras la sacan del grifo y la pasan por unos filtros que no necesariamente la mejora, y lista pa’ la botella y después al consumidor.

Bueno, pero esto es solo un lado del problema, porque lo más grave es la cantidad de botellas plásticas que terminan haciendo montañas de basura, ensuciando los mares y al planeta entero. En eso no pensaron los publicistas ni la industria. Sabía usted que en EE.UU, se consumen tantas botellas de agua a la semana que son suficientes para darle la vuelta al planeta cinco veces, ¿tenaz, no?

Hace poco viajando en Suramérica por tierra con unos buenos amigos, lo que más nos impresionó fue la cantidad de basura plástica que encontramos en las carreteras, los brillos que veíamos en el Desierto de Atacama pensábamos que eran cuarzos, pero no, eran millones de botellas plásticas.

Los economistas lo llaman, ‘La demanda mundial o del consumidor’ que produce mano de obra y más trabajo y así el aparato productivo mejora,¡ pero a qué costo?

Qué va a tener que pasar para que nuestros empresarios, en el afán de cada día llenar más y más sus arcas se den cuenta que primero hay que salvar las fuentes de agua para que haya balance y la humanidad sobreviva? Es un problema de todos, industria y nosotros consumidores, ¿qué vamos a hacer al respecto?

Recomiendo ver en Youtube: ‘La historia del agua embotellada’