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El principio del fin

Es un momento mágico donde podemos decidir entre todos un camino de paz y coherente con nuestra verdadera esencia, que es divina y perfecta.

29 de octubre de 2018 Por: Miky Calero

“Porque se levantará nación contra nación y reino contra reino, y habrá escaseces de alimento y terremotos en un lugar tras otro. Y muchos falsos profetas se levantarán y extraviarán a muchos; y por el aumento del desafuero se enfriará el amor de la mayor parte. Mas el que haya perseverado hasta el fin es el que será salvo. Y estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin” (Mateo 24 7-14).

Estas palabras de Jesús han sido interpretadas de muchísimas maneras, a veces literalmente y otras metafóricamente. Hay los que piensan que esta profecía se está cumpliendo ahora y vendrá un juicio final donde Dios y sus ángeles se desharán de los ‘malos’ y dejarán a los ‘buenos’ viviendo en un paraíso terrenal o celestial. Otros lo interpretan como el fin de una era de ignorancia y el comienzo de un nuevo tiempo donde la conciencia colectiva de la humanidad producirá un cambio hacia unas manifestaciones de vida más armónicas y en concordancia con el resto del universo. El desbarajuste que hemos estado viviendo, donde priman el miedo y la violencia, obedece para algunos a un castigo divino mientras para otros es parte del caos que se necesita para construir nuevos escenarios más sosegados.

La llegada de la tecnología ciberespacial y la posibilidad de comunicación interplanetaria nos permite informarnos sobre lo que actualmente está pasando a nivel mundial y comprender lo crucial que es este momento para el futuro de nuestra especie, no de la Pachamama que tiene la manera de regenerarse por más daño que le causemos, sino del nuestro. ¿Estaremos sometidos a un juicio final como algunos esperan? O qué tal si ‘tomamos las riendas’, y todos conscientemente lo producimos. Un cambio que genere resultados positivos, dejando atrás odios y conductas nocivas… De que se puede, se puede.

Yo personalmente me inclino a la segunda, la de la conciencia. Me cuesta mucho trabajo pensar que en un juicio final un Dios justiciero pueda, a través de la muerte o el castigo producir el cambio. Como dijo Mahatma Gandhi: “Ojo por ojo y terminamos todos ciegos”. Cada vez somos más los que estamos comprometidos con el cambio y que a través de las redes estamos conectando y compartiendo información para ese propósito. Es un momento mágico donde podemos decidir entre todos un camino de paz y coherente con nuestra verdadera esencia, que es divina y perfecta.

Einstein dijo: “El mundo no está amenazado por las malas personas, sino por aquellos que permiten la maldad”; yo agregaría, y por los que no hacemos nada por cambiar nuestra propia actitud. Todos somos responsables. ¡De que se puede, se puede!