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Cómo duele

“Cómo duele el corazón, cuando uno es bien entregado”, dice la canción...

24 de septiembre de 2011 Por: Miky Calero

“Cómo duele el corazón, cuando uno es bien entregado”, dice la canción del grupo Maná. Sí, a muchos nos duele el corazón cuando se maltrata la naturaleza, cuando cada día se deteriora más el agua que beberán nuestros hijos. Duele cuando los planes de limpiar los ríos son frenados por la falta de voluntad conciliadora que va en contra del bien común. Ese es el caso del río Cañaveralejo.Desde hace años un grupo de personas e instituciones se han entregado a un proyecto llamado ‘Cali Ciudad de las Aguas’, con el deseo de recuperar los ríos de nuestra amada ciudad. Todo nació cuando por iniciativa del colegio Ideas, tres pelagatos empezamos a soñar con limpiar el río Cañaveralejo y replicar esa experiencia en otras personas.Después de darnos contra las paredes a través de tutelas y acciones populares demandando al Municipio, nos dimos cuenta que por allí no era el camino. Cambiamos de estrategia y así fue como poco a poco fuimos convenciendo a muchas entidades que se unieran al grupo, entre ellas las Fundaciones Carvajal y Sidoc ,que estaban haciendo su labor en el área. Fuimos a la Cámara de Comercio y recibimos el apoyo de su presidente Julián Domínguez. Poco a poco se unieron las secretarias de Salud y Educación, Emcali, Sinara, CVC, Dagma, Sociedad de Mejoras Públicas, Corpucerros y las universidades del Valle, Santiago y Javeriana.El grupo se dio a la tarea de reunirse cada 15 días y repartir las tareas de pedagogía, socialización, diseño y la parte técnica. Se avanzó montando un proyecto apolítico de ciudad muy bien estructurado no sólo para limpiar las aguas, sino para hacer de sus riveras corredores culturales, con senderos deportivos y parques para la comunidad.Hasta aquí “todo bien”, como diría el ‘Pibe’. Se socializó el proyecto y se hicieron las reservas presupuestales de las entidades. Empezaron la Secretaría de Salud y la Federación de Cafeteros a poner la tubería y colectores que recogen las agua residuales para su debido tratamiento. Esto dio comienzo al proyecto. Todo el mundo entusiasmado al ver resultados finalmente.Se instalaron los primeros tubos, cuando personas de la comunidad de la Sirena se opusieron a que trabajadores y máquinas prosiguieran su labor, aduciendo razones técnicas. Los encargados se reunieron con estas personas y dieron las explicaciones, basadas en estudios preliminares y comprometiéndose a corregir los errores. No satisfechos insistieron en parar la obra. Si en un mes no se resuelve el asunto, el presupuesto que logramos para este sueño se irá para otro lado.Qué tristeza que los derechos de las generaciones venideras se vean truncados a tener agua limpia por falta de disposición de unos pocos. ¡Cómo duele! Hacemos un llamado a estas personas a la reflexión y al diálogo concertado y productivo por el bien común. Una megaobra sin costos directos a la comunidad.