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Los pobres

Una definición intuitiva de la pobreza, probablemente llevaría a la mayoría de...

4 de abril de 2012 Por: Melba Escobar

Una definición intuitiva de la pobreza, probablemente llevaría a la mayoría de seres humanos a esbozar nociones vagas de cosas que, a menos que seamos pobres, no habremos experimentado jamás, tales como el hambre, la mendicidad, la ausencia de servicios o la violencia. En una definición más cercana al diccionario, pobre es aquel “desprovisto de lo necesario para vivir”, así como “infeliz en su normalidad”. Y esto nos recuerda que hablamos no solamente de pobreza para referirnos a la carencia material. También nos referimos a los ‘pobres de espíritu’ o pensamiento, aceptando el uso de la palabra en un contexto social, cultural y emocional. Del mismo modo la riqueza, se emplea en el lenguaje de forma subjetiva y amplia. De acuerdo con el diccionario de la Real Academia de la Lengua, rico no es solo adinerado, es también ‘opulento’, ‘abundante’, ‘fértil’ y ‘agradable’. Por oposición, el pobre es ‘desdichado’, ‘corto de ánimo’, ‘carente de valor’. Ahora bien, según organismos multilaterales como Naciones Unidas y el Banco Mundial, pobre es aquel que gana menos de 2 dólares al día y está en la miseria absoluta quien gana menos de 1. Para ambos, el panorama es alentador. Si bien una cuarta parte del planeta vive en la pobreza extrema, en los últimos 50 años ha caído más que en los pasados 500. Entretanto, un ganador del Pulitzer asegura que cerca del 80% de la población global radicada hoy en el tercer mundo, vive en condiciones de pobreza. ¿Quién tiene la razón? Para buscar una respuesta, el autor norteamericano William Vollman recorre más de veinte países en varios continentes conociendo a los pobres, conviviendo con ellos y preguntándoles de viva voz a qué le atribuyen su situación.El resultado es ‘Los pobres’, una obra monumental, a caballo entre el ensayo y la investigación periodística. Más allá de una aproximación numérica, Vollman deja en claro que el mundo de hoy, donde cada vez son más quienes montan en avión, quienes tienen acceso a Internet o compran carro, es también el mundo de la miseria y el hambre.Un ejemplo dramático es el de Europa del Este y los países de la comunidad de Estados Independientes, donde la pobreza se esparció como un cáncer hasta alcanzar a 120 millones de habitantes. ¿Y qué pasa con la prostitución en países como Vietnam, donde se aumenta el ingreso pero se cae en otras formas de ‘escasez’ o ‘tristeza’? ¿La posibilidad de comprar electrodomésticos, realmente lo justifica?Si bien hoy en día son menos quienes viven con dos o un dólar al día, también es cierto que la riqueza nunca había sido más ruidosa e indolente. En Semana Santa, los noticieros no dejan de mostrar las playas abarrotadas en Cartagena y Santa Marta, una emisora comenta cómo las boletas de un concierto alcanzan más de un salario mínimo y las revistas del Jet Set nacional se multiplican para mostrarnos esa Colombia que se cree en Mónaco y hace todo lo posible por proyectar su arribismo escandaloso. Mientras tanto, se queman 89 casas en Aguablanca y en Sucre, cerca de 50 mil estudiantes no reciben alimentación, sólo por citar dos ejemplos de memoria. La baja autoestima, el sentimiento de ser indeseable y prescindible que encontró Vollman en los pobres del mundo, su precariedad verbal, mental y física, están en gran medida conectados con las causas subjetivas de la pobreza, esas que no responden a algoritmos establecidos por organismos internacionales, pero donde, si nos sometieran a un examen, lo más seguro es que encontraríamos un mundo empobrecido.