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El futuro ya comenzó

Las votaciones del domingo nos dejaron tres mensajes importantes. El primero, no necesitamos tamales, mermelada, publicidad política pagada, publicidad engañosa, ni falsas promesas para salir a votar.

28 de agosto de 2018 Por: Melba Escobar

Las votaciones del domingo nos dejaron tres mensajes importantes. El primero, no necesitamos tamales, mermelada, publicidad política pagada, publicidad engañosa, ni falsas promesas para salir a votar. El domingo 11.600.000 personas fuimos a las urnas para decirle a la clase política que no somos indiferentes.

Los ciudadanos colombianos no asistimos como convidados de piedra a una democracia en donde unos pocos se enriquecen por cuenta de las carencias de una mayoría. Alrededor de 50 billones de pesos anuales se convierten en humo por cuenta de la corrupción. Eso ha pasado, pero eso no seguirá pasando. A pesar de que Álvaro Uribe Vélez negara el apoyo a la Consulta, y de que líderes como Gustavo Petro no hicieran un gesto explícito por apoyarla, quienes votamos podemos más que ellos y sus seguidores.

El primer mensaje, es que lo que mueve la participación ciudadana no es el interés personal, es el bienestar común. Aquí no había ni siquiera un candidato único, nadie iba a ganarse un puesto, ni siquiera la sensación de tener la razón. Ganó el voto de opinión, y con él ganó Colombia.

El segundo mensaje es que Álvaro Uribe Vélez y la clase dirigente que él representa ya no tienen eco en este país. Y no lo tienen porque no han sido capaces de escuchar la voz de la ciudadanía, cuando en teoría es eso lo que hace un político: ser un intérprete de la voluntad del pueblo y hacerla posible. Pero cuando quienes están en el poder se atrincheran en él, se atornillan y se creen seres iluminados, los únicos capaces de entender lo que una sociedad necesita, entonces corren el peligro de convertirse en enemigos del pueblo, aún si en el pasado han sido sus líderes.

Es así como el segundo mensaje que nos deja la votación más alta de la historia, es que hay una renovación en la clase política que no se está dando por ósmosis, ni porque mueran unos delfines para ser remplazados automáticamente por otros, sino porque el pueblo lo está exigiendo. Y como en toda democracia, el pueblo somos la mayoría. La mayoría es la votación más alta que haya tenido jamás un país, con o sin umbral mediante.

El tercer mensaje es que Iván Duque tendrá que exigir al Congreso legislar en el marco de estos resultados. Aunque resulta dudoso que Duque pueda exigirle nada al Congreso, y su presidencia comienza no solo siendo débil sino además debilitándose, ha expresado una intención por respetar el clamor de las masas que resulta a lo menos loable.

Por último, pero no menos importante, el liderazgo de Claudia López y Angélica Lozano ha sido fundamental en un país que no solo sufre de la enfermedad de la corrupción, sino también del machismo. Las mujeres empoderadas y poderosas, representan la clase de mandatarias que necesita Colombia para entrar en un futuro donde haya lugar a la reconciliación, la equidad y el respeto por las libertades individuales.

A Claudia y Angélica: gracias totales. Lo digo no solo como ciudadana, también como mujer, y como alguien que espera imaginar su país como un territorio de paz donde todos y todas podamos vivir en libertad, desarrollar nuestras potencialidades y sabernos cobijados bajo un gobierno ecuánime, sensato y respetuoso de los derechos fundamentales. El futuro comenzó el domingo. De aquí en adelante, los cambios ya no darán tregua.

Sigue en Twitter @melbaes