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De eso tan bueno no dan tanto

Un hombre en la Calle 85 de Bogotá repartía panfletos de Petro. Como casi nadie se los recibía acepté uno, más por pesar que por interés. Muy grande, full color, buen papel.

22 de mayo de 2018 Por: Melba Escobar

Un hombre en la Calle 85 de Bogotá repartía panfletos de Petro. Como casi nadie se los recibía acepté uno, más por pesar que por interés. Muy grande, full color, buen papel. Petro afea la imagen de portada, pero bueno, uno quisiera tener un buen presidente, tampoco es necesario que no sea terriblemente feo, eso quizá es mucho pedir. En todo caso quise dejar a un lado mis prejuicios. Me senté en una banca y me dispuse a mirar la oferta de su candidatura. El lema dice: “Petro Presidente, hacia una era de paz y sin desigualdad”, hasta ahí, muy bien. Estamos de acuerdo con el candidato. Yo también quiero eso mismo: una era de paz y sin desigualdad. En la primera página, Ángela María Robledo su fórmula vicepresidencial, escribe una carta donde habla de los derechos de las mujeres, de nuestros niños y niñas, y de las víctimas “para avanzar hacia una era de paz que ponga fin a la historia de violencia y exclusión que ha azotado a nuestro país”. Hasta ahí muy bien. Luego afirma que la propiedad será respetada. Interesante. Dice el dicho: “Quien se excusa se acusa”. ¿Por qué tendría uno que aclarar en un panfleto de campaña que “el patrimonio de colombianos y colombianas será respetado como será toda forma de propiedad que se ejerza de conformidad con la Constitución Política de 1991”? Me parece una aclaración a lo menos extraña. Como si en una campaña a la presidencia uno considerara pertinente decir que “en mi gobierno la gente podrá seguir vistiéndose de los colores que prefiera” o “no se acabarán los helados”, pero bueno. No importa. Digamos que es una aclaración perfectamente normal, y que no quita ni pone nada al cuidado panfleto.

La siguiente página dice “El equipo ganador”, y ahí sí me preocupo. El primero en ese ‘equipo de los sueños’ es Gustavo Bolívar, al autor de ‘Sin tetas no hay paraíso’. Ese es ‘el hombre de confianza’ de Gustavo Petro. Le sigue Gloria Inés Flórez, presentada como “reconocida defensora de los derechos humanos”, la verdad es que yo no la conocía. Los demás tampoco sé quiénes son.

Paso la página. La propaganda dice que la universidad pública va a ser gratuita. Dice que “la salud será para la vida, no para el negocio”, me voy emocionando. Luego asegura que la política estará libre de corrupción, momento en el cual quiero aplaudir de pie. La justicia será libre e independiente de presiones políticas. Como si fuera poco, promete un país libre de discriminación. Ahora después de varios esfuerzos comienzo a entender a quienes van a votar por Petro. La capacidad de síntesis para señalar las más grandes urgencias del país es innegable. El problema surge cuando uno se pregunta cómo lo va a hacer. El mismo candidato que promete maravillas gratuitas como la educación y la salud, promete erradicar la minería de un tajo. Entonces algo no me cuadra. Para empezar, las cuentas.

Las razones nada tienen que ver con si creo que los paneles solares son cosa del demonio, como él mismo afirma que algunos se han dado en proclamar para desacreditar su campaña. A menos de una semana de las elecciones, no le he escuchado ni leído en ninguna parte cómo piensa hacer realidad su país de las maravillas. Sea como sea, y pase lo que pase, qué alivio pensar que el domingo en la noche estaremos a una distancia más corta del fin de unas elecciones tan largas como sucias. Una vez más, que sea lo que el pueblo quiera, aun si estamos equivocados.

Sigue en Twitter @melbaes