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Pruebas piloto para el fracking

Con el decreto 328 de 2020, el Gobierno reglamentó la realización de proyectos piloto de investigación sobre la explotación de hidrocarburos con técnicas de fracturamiento hidráulico (Fracking).

17 de marzo de 2020 Por: Mauricio Cabrera Galvis

Con el decreto 328 de 2020, el Gobierno reglamentó la realización de proyectos piloto de investigación sobre la explotación de hidrocarburos con técnicas de fracturamiento hidráulico (Fracking) y, como era de esperarse, ha resurgido la controversia sobre la utilización de estas técnicas en Colombia. En particular se afirma que el decreto es ilegal porque los proyectos piloto no cuentan con la ‘licencia social’ requerida.

El debate sobre la utilización del fracking es muy complejo, pero debe hacerse con hechos y datos y teniendo en cuenta argumentos como los siguientes:

1. Es indiscutible que el mundo debe reducir el uso de combustibles fósiles, es decir petróleo, gas y carbón, porque son los principales causantes del calentamiento global que puede acabar con el Planeta. Tenemos que cambiarnos a fuentes de energía renovables y no contaminantes, pero eso requiere dinero.

2. Mientras se logran eliminar del todo los combustibles fósiles, también sirve sustituir el carbón por el gas que es más limpio y produce menos gases invernadero. Estados Unidos, a pesar de Trump, logró en 2019 la mayor reducción en emisiones de CO2 al bajar 15% el uso del carbón en plantas de electricidad y reemplazarlo por gas producido con fracking.

3. En el mundo el consumo de combustibles fósiles no se va a disminuir porque un productor pequeño y marginal como Colombia, que aporta menos del 1% de la oferta mundial, deje de sacar petróleo. Si lo hace, muy fácilmente otros reemplazarán su oferta, el Planeta no ganará nada y el único perdedor será nuestro país. Es el mismo error de la guerra gringa contra las drogas: querer disminuir el consumo reduciendo la oferta en un país productor.

4. Colombia es hoy un país totalmente dependiente de la producción y venta de hidrocarburos para cubrir tanto el déficit externo como el fiscal y se necesitan años, quizás décadas, para desarrollar productos que los puedan reemplazar. Nuestra gran paradoja es que somos tan dependientes del petróleo que hasta para sustituirlo como fuente de ingresos o de generación de energía necesitamos los ingresos del petróleo.

5. Colombia tiene muy pocas reservas probadas de hidrocarburos que tan solo nos alcanzan para unos 6 o 7 años. Si no descubrimos más, tendremos una crisis externa y fiscal que provocará una recesión peor que la de 1999 con enormes costos sociales en términos de pobreza y desempleo. Acá es donde entra el fracking, que es el camino más rápido para encontrar y sacar más petróleo y gas.

6. Lo anterior no quiere decir que se pueda utilizar el fracking a cualquier costo y sin importar los daños ambientales que pueda producir. El Consejo de Estado dijo que solo se debe autorizar el fracking si se puede hacer de una forma segura, responsable y sostenible para las comunidades y el medio ambiente.

7. Como no hay información suficiente sobre el impacto del fracking en la geología y los ecosistemas colombianos, es indispensable realizar los proyectos piloto que reglamentó el gobierno. Oponerse a ellos porque no tienen ‘licencia social’ es una falacia porque ni siquiera el principio de precaución del Consejo de Estado exige tal requisito para los proyectos piloto, sino solo para el uso comercial de esa técnica; además son esos proyectos los que darán las bases científicas para que las comunidades puedan saber los verdaderos impactos del Fracking.

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