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La crisis de los STM

Uno de los retos más grandes que enfrentarán los nuevos alcaldes de...

19 de diciembre de 2015 Por: Mauricio Cabrera Galvis

Uno de los retos más grandes que enfrentarán los nuevos alcaldes de las grandes ciudades, tal vez con la única excepción de Medellín, es la crisis de los Sistemas Integrados de Transporte Masivo (SITM), que es el modelo de transporte urbano de pasajeros que se empezó a implementar desde hace más de una década en Bogotá, Barranquilla, Bucaramanga, Cali, Cartagena, y Medellín.Los SITM se concibieron como la alternativa para reemplazar el caos del transporte público en las ciudades, con esquemas de carriles exclusivos y rutas alimentadoras que ofrecieran un servicio de transporte eficiente y sostenible.El gobierno nacional y los municipios se comprometieron a aportar multimillonarios recursos para la construcción de la infraestructura de carriles y estaciones, y los empresarios privados, ilusionados con la exitosa experiencia inicial de Transmilenio en Bogotá, se endeudaron para adquirir las flotas de buses articulados y padrones que transportarían millones de pasajeros y les dejarían pingües ganancias.Las expectativas de ingresos no se cumplieron y hoy los SITM están en serias dificultades financieras que son de los operadores privados pero que amenazan las finanzas municipales. Así, en Bogotá la integración de las rutas alimentadoras al Transmilenio le va a costar a la ciudad unos $800.000 millones este año, o en Cali donde los operadores están reclamando al municipio $300.000 millones por no haber sacado los buses tradicionales.La causa de la crisis es clara: los pasajeros no se subieron a los nuevos buses. Por ejemplo, en Cali se deberían estar movilizando 900.000 pasajeros al día y solo se ha llegado a un poco más de 500.000. En Bucaramanga se esperaban 600.000 diarios pero no se ha pasado de 200.000, y así en todas las demás salvo Medellín.El menor número de pasajeros se debe en parte a que ha sido muy difícil sacar de circulación los buses tradicionales –de hecho en Manizales lograron frustrar el intento de montar un nuevo sistema integrado-, de manera que le siguen haciendo competencia a los SITM. Pero el problema es más de fondo porque en todo el país está disminuyendo el número de pasajeros que se moviliza en transporte público, incluyendo a los buses tradicionales.Según la última encuesta del Dane, al comparar el tercer trimestre de año con el mismo período del 2007 se ve que en Bucaramanga los pasajeros de todas las modalidades de transporte público han disminuido 34%, en Cali 36% y en Barranquilla 28%. Entre las grandes ciudades solo han aumentado un poco en Medellín (4%) y en Bogotá (8%), aunque este crecimiento es inferior al aumento de la población.Es un círculo vicioso: ante la falta de calidad y frecuencia de los buses del SITM la gente busca otros medios de movilización, sobre todo motos y transportadores piratas; y como los operadores de los buses no tienen los ingresos suficientes no pueden aumentar las frecuencias ni mejorar la calidad del servicio.Para romper este círculo es necesario actuar en los dos frentes. Los operadores privados tienen que ofrecer un servicio eficiente y rápido para que la gente los prefiera, como se ha demostrado en el caso del metro de Medellín. Por su lado los alcaldes tienen controlar a los transportadores piratas; además no deben incentivar más el uso de las motos permitiendo el parrillero hombre, sino por el contrario establecerles las mismas restricciones que tienen los carros particulares con el pico y placa.Si no se actúa con decisión, la crisis de los SITM se agudizará hasta llegar a su quiebra que la pagaremos todos los ciudadanos.

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