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El Tsunami monetario

Como un Tsunami monetario perverso para los países emergentes calificó la presidenta...

11 de marzo de 2012 Por: Mauricio Cabrera Galvis

Como un Tsunami monetario perverso para los países emergentes calificó la presidenta del Brasil, Dilma Rousseff las consecuencias de las políticas monetarias expansivas adoptadas por Estados Unidos y Europa para enfrentar la crisis financiera internacional. Así se lo dijo en su propia cara a la canciller alemana, Ángela Merkel.La comparación es acertada porque lo que existe hoy en los mercados es una verdadera inundación de miles de millones de dólares y de euros salidos de las imprentas de los bancos centrales en la forma de préstamos muy baratos, casi regalados, a los bancos comerciales de esos países para evitar que se quiebren y para tratar de reactivar sus economías.El Federal Reserve y el Banco Central Europeo sólo tuvieron un éxito parcial con esa enorme emisión monetaria y la reducción de las tasas de interés, pues si bien evitaron el colapso del sistema financiero no lograron acelerar el crecimiento económico. En términos técnicos se dice que este resultado se debe al mal funcionamiento del canal de crédito; en lenguaje cotidiano significa que los bancos no utilizaron esos dineros para hacer nuevos préstamos a empresas y consumidores sino para invertir en los mercados de capitales.Aquí es donde el Tsunami monetario golpea las playas de países como Brasil y Colombia. Oleadas de dólares buscando alternativas de inversión de corto plazo, encontraron buen puerto en estas latitudes con tasas de interés mucho más altas que en sus países de origen. La consecuencia que motiva la denuncia de la presidenta Rousseff ha sido la revaluación de las monedas que resta competitividad a las exportaciones, perjudica a la agricultura y causa desindustrialización, pues sale más barato importar bienes agrícolas o industriales que producirlos. Por esto afirma que las políticas monetarias expansivas de los países ricos son un instrumento proteccionista que distorsiona el comercio internacional.Pero las autoridades brasileñas no se han quedado impávidas frente este ataque a su moneda, ni se resignan con el pretexto de que es un mal que aqueja también a sus vecinos. El ministro de Hacienda, Guido Mantega, le hizo eco a su Presidenta declarando enfáticamente que “el Gobierno no asistirá impasible a la guerra cambiaria, tenemos que defendernos”, y que “el Gobierno continuará adoptando medidas para impedir que el real se valorice y perjudique la producción brasileña”. La medida más reciente fue extender el Impuesto del 6% a las Operaciones Financieras (IOF) a los créditos externos con plazo hasta de tres años; además el Banco Central de Brasil ha bajado sus tasas de interés y está comprando más dolares. Si esto no fuera suficiente se están discutiendo otras opciones como imponer el IOF sobre compras de acciones locales por parte de extranjeros o cobrar una tarifa sobre el capital que entre a Brasil disfrazado de inversión extranjera directa, pero que se destina a especular en el mercado de valores.Es lamentable el contraste con la postura de las autoridades colombianas que se muestran resignadas con la revaluación, y hasta contentas porque el abaratamiento de las importaciones les ayuda a bajar la inflación como lo dicen las minutas de la última reunión de la Junta del Banco de la República. Aquí el BdeR ha rechazado la propuesta de imponer controles o impuestos a los ingresos de capitales de corto plazo. Es cierto que está comprando 20 millones de dólares diarios, pero al mismo tiempo sube su tasa de interés, lo que atrae más capitales especulativos.* * *Coletilla. En diez años el salario mínimo ha subido menos de 15% en pesos; pero por causa de la revaluación ha subido 180% en dólares, pasando de 115 a 312 dólares. ¿Alguien duda que esa es una de las causas del alto desempleo y la informalidad?

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