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De paros y oportunismos

La gente está descontenta con la situación del país: el gobierno enfrenta...

20 de marzo de 2016 Por: Mauricio Cabrera Galvis

La gente está descontenta con la situación del país: el gobierno enfrenta una tormenta perfecta de adversidades, tropiezos, complicaciones y problemas; la popularidad del Presidente está en niveles bajísimos y aunque el gobierno hace esfuerzos por mostrar el vaso medio lleno, la sensación predominante es que está medio vacío y en este rio revuelto todos tratan de sacar provecho para sus agenda particulares.Es larga la lista de cosas que no están funcionando bien, varias de las cuales son sin duda responsabilidad de las políticas de este gobierno, pero en aras de la objetividad hay que reconocer que otras son producto de factores externos e incontrolables, así como hay otras que son de responsabilidad compartida pues son heredadas de gobiernos anteriores.Aunque en un régimen presidencialista como el de Colombia el presidente tiene muchísimo poder, nadie en sus cabales se atrevería a decir que Santos es el responsable del desplome de los precios del petróleo, de la crisis de Venezuela o del fenómeno de El Niño y la sequía que ha dañado cultivos y limitado la generación hidroeléctrica, así como tampoco sus políticas causaron el daño de la represa de Guatapé o de una termoeléctrica en la Costa Caribe, ni motivaron que Venezuela incumpliera su compromiso de vendernos gas.Por eso el aumento de la inflación no se le puede achacar a este gobierno ni a políticas laxas del Banco de la República, así como tampoco el riesgo de un apagón o racionamiento de agua o energía; si se le puede reclamar que no haya prendido las alarmas con antelación y que la buena campaña de ahorro de energía no la hubiera empezado meses antes.La mayoría de los problemas del país no surgieron hace unos meses sino que vienen de años y décadas atrás. Frente a estas herencias este gobierno -que ya lleva 5 años- si es corresponsable, aunque hay que diferenciar entre aquellos que ha tratado de corregir o aliviar y aquellos que por acción u omisión ha empeorado.Entre los primeros se puede mencionar el déficit fiscal, la crisis de la salud, la informalidad y la precariedad de las condiciones laborales, la concentración de la propiedad de la tierra, la atención a desplazados o la restitución a las víctimas del conflicto. Son problemas muy complejos en los que se ha avanzado un poco en su resolución.Por el contrario hay otras herencias que no se resolvieron, e inclusive algunas empeoraron, como por ejemplo el escándalo de Reficar, la venta de Isagen, la crisis de la justicia o las políticas de apertura hacia adentro.Frente a esta situación están protestando los colombianos. Lo hicieron esta semana convocados por las centrales obreras, y lo harán el próximo mes por convocatoria del Centro Democrático. Sin embargo se trata de dos protestas muy diferentes: la del CD también es en contra del proceso de Paz, mientras que los sindicatos y los partidos de izquierda si apoyan el esfuerzo de terminar conflicto armado.La otra gran diferencia es la posición frente a las razones del descontento popular. Los sindicatos y la izquierda se oponen a las políticas del gobierno y al modelo económico neoliberal que ha generado esta situación y proponen cambiarlo. Por el contrario el CD utiliza el descontento para atacar al Presidente, ocultando que la actual situación es producto de las políticas y el modelo que ellos montaron y que van a reforzar si vuelven al poder. Es puro oportunismo, que además les sirve para tapar las graves acusaciones contra sus líderes y sus familiares.

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