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Hugo Lora, solidario

Hugo se convirtió en un mecenas de la solidaridad, integrante de cuanta junta quería tener el privilegio de contar con su inteligencia y su sentido social.

11 de enero de 2021 Por: Vicky Perea García

Desde hace varios meses la muerte le estaba acechando. Sus problemas de corazón -que lo tuvo siempre demasiado grande- le llegaron cuando pasó la barrera de los ochenta años pero el toque final se lo dio el maldito Covid.

Hugo o el Canciller, como se le llamó en los primeros años al director de la Fundación para la Educación Superior, creada a instancias de la Oficina de Promoción de la Universidad del Valle para la administración de las donaciones provenientes de las fundaciones Ford, Rockefeller y Kellog, dedicó más de cuatro décadas al oficio de la solidaridad, y me explico:

El impecable manejo financiero permitió unas utilidades que se fueron reinvirtiendo en entidades sin ánimo de lucro y poco a poco un gran número de fundaciones e instituciones educativas comenzaron a invertir parte de sus recursos en la FES , habida cuenta la rentabilidad y la seguridad que ofrecía la que posteriormente se convirtió en el intermediario financiero más importante de este país, sin descuidar nunca su razón de ser.

No hubo en Cali institución que no acudiera a la FES para bien manejar sus platas obteniendo además una impecable asesoría financiera, avales y créditos. Y ese ejemplo se replicó en varias ciudades de Colombia como Bogotá, Medellín, Cartagena, Bucaramanga y hasta en Washington donde tuvo una oficina internacional.

Hugo se convirtió en un mecenas de la solidaridad, integrante de cuanta junta quería tener el privilegio de contar con su inteligencia y su sentido social. Las Asambleas de la FES fueron actos de fe y de reflexión.
Recuerdo una en especial que finalizó con la premonitoria frase “estamos en guerra“, que muchos consideraron exagerada, pero que alertó al país de lo que le se le vendría a Colombia con el empoderamiento de las guerrillas.

Pero como era de esperarse, no le faltaron a Hugo quienes querían ocupar su puesto y muy a la caleña decían ser sus amigos y le traicionaron bellacamente.

Me refiero a aquellos que posaron de moralistas, viendo la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio, y que casi lo sacaron por la puerta de atrás de la sede que tanto significó para la imagen de esa Cali solidaria de la que no queda sino el recuerdo.

Y pensar que con la salida de Hugo, esta entidad sobre la cual uno de sus jefes supremos dijo que primero se quebraba Colombia que la FES, se vino vergonzosamente a pique. Sin embargo y tras este duro golpe no cesó en su labor solidaria y fue acogido por otras instituciones, entre ellas la Universidad Autónoma de Occidente de la cual fue por muchos años Presidente de su Consejo Superior con los resultados por todos conocidos.

Creo que en la Universidad del Valle, en la ICESI, en la Fundación Valle del Lili y en docenas de entidades -y corazones agradecidos- debe haber sendas placas en las que se reconozca su ciclo vital, ejemplo imperecedero de uno de los coterráneos más emblemáticos, así no lo consideren aquellos a quienes les gusta la leche pero no la vaca y cuyos nombres tengo en la punta de la lengua...

AHORA EN Mario Fernando Prado