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¿Hadad, candidato?

Me lo encontré el domingo en la galería del Alameda. Me dijo que uno de sus grandes placeres es caminar por su cuidad, hablar con la gente y los taxistas y ver a Cali desde un punto de vista distinto al que le tocó vivir...

11 de marzo de 2019 Por: Mario Fernando Prado

Me lo encontré el domingo en la galería del Alameda. Me dijo que uno de sus grandes placeres es caminar por su cuidad, hablar con la gente y los taxistas y ver a Cali desde un punto de vista distinto al que le tocó vivir cuando fue funcionario público.

Alberto se conserva gracias al ejercicio que sagradamente realiza todos los días y que le hace ver lozano y lleno de vida y no como muchos de su generación, víctimas de la neurosis del pensionado o de las efímeras glorias del pasado.

Anda dedicado a las consultorías, a leer y ante todo a sus cinco nietos que lo tienen apendejado, sin dejar de pensar nunca en Cali, tema sobre el cual ha guardado un inexplicable silencio desde cuando cumplió su tarea en la Secretaría de Movilidad en cuyo tránsito dejó imborrable huella.

Acusado de ser un ‘sheriff’ implacable, tanto que entre más amigo era de los infractores, más les hacía clavar las multas y por ello se ganó no pocos enemigos que curiosamente lo extrañan, incluidos los conductores de vehículos públicos a quienes tanto sancionó y los dueños de negocios en cuyos andenes prohibió el parqueo de sus clientes.

Y no olvidemos que tiempo atrás fue gerente de Emcali durante la musculosa administración de Ricardo Cobo, hoy también dedicado al abuelazgo. Estas dos posiciones le permitieron conocer el municipio por dentro, lidiar políticos y concejales y tocar las puertas de la frondosa burocracia capitalina, distinguiéndose por no dejarse joder de nadie, como él mismo lo dice.

El breve diálogo con Hadad en el que se paseó por los problemas de Cali analizándolos de manera cruda pero realista, me llevó a proponerle que se lanzara como candidato a la alcaldía pues así fuera el número 17 del abanico, de golpe le sonaba la flauta .

Se puso colorado, yo pensé que de la rabia porque supuestamente le estaba mamando gallo, divertimento que soy ‘incapaz’ de practicar, ¡pero no! Me hizo una serie de consideraciones todas válidas y que resumiendo plantean que Cali necesita más autoridad, aquí la gente se pasa las leyes por la galleta y que hay que darle un revolcón a las cuatro patas de la mesa que, según él, son el transporte masivo, la movilidad, las empresas municipales y la inseguridad, subrayando que hay que apoyar de manera más contundente lo que se viene haciendo en educación y en salud.

Sin embargo enfatizó que él no tiene padrinos ni partidos que lo avalen y menos cuotas burocráticas, ni contratos con el municipio, ni muchísimo menos plata para una campaña que cuesta millones. Y agregó finalmente que ante la baraja de aspirantes - algunos de ellos con más ‘visibilización’- es poco o nada lo que conseguiría en las urnas.

Tras un sincero apretón de manos me despedí de Alberto Hadad. Yo me fui a comprar las ya famosas papayas Armitage y él se fue trotando no se ‘pa’dónde’ y me quedé pensando si no sería acaso para el CAM.
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Posdata:: La propuesta de Juan Martín Caicedo, presidente de la Cámara Colombia de la Infraestructura, en torno a destinar una parte del 8 % de la venta de las acciones de Ecopetrol para terminar la doble calzada a Buenaventura es la única solución a esta obra inconclusa. Y, además, sin aumentar un solo peaje. ¡Gracias paisano!

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