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El chat de los condiscípulos

Más de 18 años tuvieron que soportarme desde cuando era un parvulillo hasta que hecho ya un gilipollas salí de la universidad -faltándome un semestre- y graduándome 33 años después.

3 de diciembre de 2018 Por: Mario Fernando Prado

Guardo por mis compañeros de colegio y universidad un especial afecto. Más de 18 años tuvieron que soportarme desde cuando era un parvulillo hasta que hecho ya un gilipollas salí de la universidad -faltándome un semestre- y graduándome 33 años después.

Me cupo el privilegio de haber pasado por 7 colegios hasta que me bachilleré -y no sé cómo- en el Sacrosanto Colegio de Nuestra Señora del Pilar resarciendo esos periplos cursando tres años de Administración de Empresas en la Escuela de su mismo nombre y cuatro años y medio en la Santiago de Cali, que en esas calendas funcionaba en la hoy Casa Proartes.

Mis compañeros del Pilar y la Usaca me han incluido generosamente en sus grupos y mantenemos una cordialísima relación y nos escribimos constantemente aunque considero que bueno es culantro pero no tanto y lo digo porque a algunos se les está yendo la mano enviando babosadas, refritos y sobretodo, mensajes espirituales de un cursi subido.

No hay día por ejemplo en que no me lleguen alabanzas y cánticos a la vida con corazoncitos, paisajes sempiternos y canciones remilgosas en las que me invitan a saludar el día, darle gracias al creador por estar vivo y elevar una oración al dios que me dé la gana.

Sin embargo, lo curioso es que muchos de los que envían largas pastorales sobre Jesús y la Virgen, el perdón, la reconciliación, el amor al prójimo, el no hagas a otro lo que no quieres que hagan contigo, fueron en sus mocedades los más atrabiliarios y crápulas. No sé si por los golpes de la vida -que nunca perdona- pero se volvieron santas palomas y ahora en las madrugadas lanzan unas plegarias melosas y alaban a las once mil vírgenes...

A su turno, las más uñiembolsadas de esas épocas de misa y comunión diaria, envían cuentos de grueso calibre y hasta videos porno con la mayor desfachatez. Incluso una que llegó a la universidad directamente de un colegio de monjas de clausura lleva ya tres matrimonios “y la noche que llega”, como suele decir.

Mi conclusión es que los(as) moscamuertas sacaron las uñas y -repito- los más ‘piores’ están de un aburrido subido tal, que esos grupos se volvieron mamonsísimos y más por estos días en que con ocasión de la Navidad se les sube el lobo y mandan villancicos del año de upa, trineos, papás noeles, muñecos de nieve y están organizando unas jartísimas novenas de aguinaldo a las que hay que llevar a la esposa, los hijos y los nietos, una bandeja de rosquillas, hojaldras y buñuelos y amenazan con el trillado amigo secreto y el amenice de un grupo musical llamado ‘desempolvando los viejitos’.

¡Pues no y mil veces no! Creo que me voy a salir de esos chats empalagosos y peor aún, fisgones -porque les fascina averiguar chismes- así los quiera mucho, los evoque con cariño, los lleve en el alma, pero, ¡qué cansancio!

¡Ah! y si no me salgo, seguramente me expulsarán de esas cofradías no sin antes vaciarme, decirme hasta de que voy a morir y renegar de haberme conocido. De tal manera que, a modo de despedida, les deseo a ellos y ellas una feliz Navidad y déjense de enviar tanta ‘wkxvonada’.

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