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Alerta Jamundí

Ya se ve en ese querido municipio “mucha gente rara gastando billete ventiao”. Mucha moto de alta cilindrada, mucha ‘mafiometa’ mucho botox y mucha silicona.

27 de agosto de 2018 Por: Mario Fernando Prado

Llevamos varios meses alertando y denunciado el gravísimo problema de orden público que está sucediendo en el sur de nuestro departamento como extensión de lo que padece el norte del Cauca.

Pero como aquí asumimos la posición del avestruz y creemos que lo que le acontece a los vecinos no es problema nuestro, no le hemos puesto el suficiente y necesario cuidado a lo que ya llegó a las montañas tutelares de Jamundí y pronto -y Dios no lo permita-sucederá en sus propias calles.

Lo ocurrido el pasado domingo no fue algo de poca monta: una patrulla de la Policía fue ‘hostigada’ -dice el comunicado- por un número indeterminado de delincuentes -léase guerrilleros- quienes, de no ser por la habilidad de nuestra fuerza pública, habrían pasado a mejor vida y no lo afirmo peyorativamente porque la manera en que sobreviven estos anónimos héroes de la patria exponiendo su existencia a merced de estos criminales, no es propiamente una vida grata...

Los doce policías fueron asaltados con ráfagas de fusil -hay un herido grave- y con granadas. La acción pudo repelerse gracias, repito, al entrenamiento de estos hombres y a la oportuna llegada de refuerzos y del Halcón que desde el aire, corretearon a los facinerosos.

Es de anotar que el tableteo de las ametralladoras y las explosiones se sintieron en Agua Clara, Villa Colombia y otros veraneaderos circunvecinos a Jamundí, incluyendo una parcelación campestre que ofrece lotes rodeados de paz y tranquilidad.

Pero lo peor infortunadamente está por venir. Lo de antier no es un hecho aislado perpetrado por disidencias de las Farc y el ELN que tienen invadido de coca y marihuana la zona montañosa y están marcando su territorio a fin de amedrentar a la población civil, generar desplazamientos y volver el sector tierra de nadie.

Y como además estas montañas son el siniestro corredor de la minería ilegal de Los Farallones, ahí tenemos la tormenta perfecta a la que seguramente ya se sumaron los grupos indigenistas con su cuentico de la Pachamama.

O sea que volvimos a las épocas nefastas de la guerrilla respirándonos en la nuca, pero esta vez con más dinero para comprar armas y conciencias.

Por eso Jamundí está en peligro. Se sabe que los cultivos ilícitos y la minería traen bonanzas pasajeras a sus zonas de influencia y ya se ve en ese querido municipio “mucha gente rara gastando billete ventiao”. Mucha moto de alta cilindrada, mucha ‘mafiometa’ mucho botox y mucha silicona, lo que se traduce en violencia, vendettas y matanzas entre ellos mismos con balas perdidas y el pago de justos por pecadores.

El llamado entonces es a que se incremente la vigilancia y el control en este sector, que se repela con prisa y sin pausa el avance de ese cáncer y que el Gobierno Nacional, repito, el Gobierno Nacional tome cartas en el asunto porque la Policía y el Ejército Nacional no tienen la capacidad bélica y numérica para combatir un flagelo, que cual bola de nieve nos puede acabar la tranquilidad que tanto esfuerzo y tantas vidas ha costado lograrla y mantenerla.

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