Cambio de narrativa (II)
Hace unas semanas propuse cambiar la narrativa sobre nuestra gestión regional en materia de infraestructura.
Hace unas semanas propuse cambiar la narrativa sobre nuestra gestión regional en materia de infraestructura. Mencionaba que, aunque hay pendientes y retos por delante, más aún en medio de la pandemia, también tenemos avances importantes los cuales hemos logrado gracias a un liderazgo renovado y articulado, tanto público como privado, que a veces nuestra percepción colectiva no ve.
Hoy quiero ahondar en esta reflexión y extenderla a otros frentes. Muchas veces los vallecaucanos somos los primeros que no hablamos bien de nuestra región y eso pasa porque nos vemos con pesimismo, nos enfocamos en reconocer los logros de otros y no en ver los propios. Así, un diálogo regional negativo genera un efecto adverso, perjudicial para el sentir colectivo y la generación de confianza. Sin embargo, debo reafirmarlo: aquí están pasando cosas. Y muchas. Los invito a reconocer y apropiarse de nuestros logros. Cito algunos ejemplos que deberían hacernos sentir orgullosos y motivados a seguir trabajando por nuestra región:
La pobreza es uno de nuestros mayores retos. Sin embargo, según cifras recientes del Dane entre 2018 y 2019 el Valle del Cauca redujo su pobreza multidimensional en un 3,3%, superando a la región central y a Antioquia. En la actualidad, el departamento tiene la segunda mejor calificación en esta materia después de Bogotá.
El Valle no es solo caña, y la caña no es solo azúcar. Tenemos encadenamientos productivos destacables a partir de un sector agroindustrial que trabaja de la mano con la industria manufactura y química, la generación de energía, la industria papelera y de empaques. Estos sectores nos permiten entender por qué Cali es altamente atractiva para la inversión extranjera y por qué, aún en medio de la crisis, la manufactura y la agroindustria reportaron 158 mil personas ocupadas en Yumbo y Cali para el mes de mayo.
Además, tenemos espacios y modelos de negocio altamente innovadores como Zonamérica, la única zona franca exclusiva de servicios del país y cuya operación sólo se encuentra en Uruguay, Colombia y China. Es un polo de atracción de inversión extranjera de alto valor agregado y ofrece al talento local, una experiencia laboral excepcional.
En medio de las dificultades que nos ha traído el Covid-19, hemos demostrado que juntos hacemos más: #UnaSolaFuerza, la campaña regional de donaciones, reunió $15.288 millones que han permitido la entrega de 74.430 mercados a familias necesitadas y más de 2 millones de unidades de elementos de protección como mascarillas, guantes y gorros. La iniciativa fue posible gracias al aporte de 120 empresas y 470 personas y ha beneficiado a 66 municipios en el Valle, Chocó, Cauca, y Nariño. Todo esto se hizo en coordinación con los mandatarios, un ejemplo de articulación público-privada.
Además, la semana pasada se publicó el Índice de Competitividad de Ciudades. De las 32 evaluadas, Cali ocupa el primer lugar en desempeño administrativo y el tercero en gestión fiscal. Esto demuestra que la ciudad cuenta con alta capacidad de gestión de recursos, autonomía fiscal y capacidad de ahorro, además combina con un departamento que pasó de estar varios años en ‘ley de quiebras’, a recuperar su categoría especial en 2018 y a tener por dos años consecutivos, altas puntuaciones por parte de las calificadoras de riesgo por su gestión fiscal y ser reconocido por el Gobierno Nacional por su desempeño fiscal.
Seguramente se quedan muchas cosas sin mencionar. Invito a más columnistas a escribir sobre esto, invito a líderes de opinión a destacar desde sus espacios lo que hacemos bien. Pero por encima de todo, invito a cada uno de los vallecaucanos a volverse nuestros mejores embajadores. No podemos seguir elogiando otras regiones como si sus logros fueran los únicos, o los nuestros fueran inferiores. El Valle del Cauca fue grande, lo es y seguirá siendo. Debemos creernos el cuento.
*Directora Ejecutiva ProPacífico
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