El pais
SUSCRÍBETE

Inicio

Artículo

La Cali de las chonticas

Tristemente en Cali sobreviven los prejuicios de ricos y pobres. Ese abismo...

23 de octubre de 2015 Por: María Elvira Bonilla

Tristemente en Cali sobreviven los prejuicios de ricos y pobres. Ese abismo de resentimiento que se ha alimentado a lo largo de años sigue sin zanjarse y los últimos gobernantes, a pesar de los esfuerzos no han logrado expandir el bálsamo que tanto necesita una sociedad herida por tantas discriminaciones y ahogada en sus prejuicios. Prejuicios entre ciertos sectores que insisten erráticamente en descalificar al empresario Maurice Armitage que aspira a la Alcaldía de Cali, sin consideración de su propuesta con alto contenido social y equidad de oportunidades que quiso avalar con firmas para reafirmar su señal de trabajar por una ciudad en la que quepan todos. Es tonto insistir en estigmatizarlo simplísticamente, como se ha repetido en el pasado, por su éxito empresarial conseguido con una trayectoria trasparente de reglas claras y respeto por la gente; una experiencia que bien podría volcar positivamente hacia la ciudad, darle impulso y continuar en su dinámica de progreso.Los mismos que lo descalifican buscan la polarización que lleva a ver en Roberto Ortiz, al representante de los pobres. Un camino conocido y mal recorrido que nos llevó al abismo en manos del periodista radial John Maro Rodríguez y Apolinar Salcedo que significó un atraso y postración, un lodo del que no ha sido fácil despegar. La llegada a la Alcaldía del denominado ‘Chontico’, a quien el propio Partido Liberal tardó en concederle el aval precisamente por las dudas frente a su nombre, será una pesadilla para la ciudad. Difícil de imaginar un mayor desastre.Escoger su nombre y votar por él, es un tributo a un populismo elemental y ramplón que busca crear en la ciudad el espejismo de oportunidad de ingreso personificado en el ejército de chonticas para confundir a aquellos que vienen de muy abajo, con vidas duras y volver una virtud el atajo para avanzar que constituyen negocios tan turbios como el del chance. La campaña del Chontico con sus mototaxis está montado sobre un caudillismo dadivoso que promete repartir los recursos públicos del municipio entre los más necesitados sin racionalidad ni proyecto colectivo.Para gobernar se necesita calificación, conocimiento, formación y no simple astucia y ambición personal. La carta de presentación del Chontico es la de ser el más vivo entre los vivos hasta controlar el turbio negocio del chance, que raya con la ilegalidad, embrujando a la gente a apostarle sus escasos recursos a la expectativa de una enriquecimiento mágico. La creatividad y la audacia le sirvieron a Roberto Ortiz para organizar un ejército de miles de chonticas regadas por las zonas más populares de la ciudad, dedicadas a embrujar con las falacias de la suerte. El mismo ejercicio del puerta a puerta, esquina en esquina, barriada en barriada que ha inspirado al Chontico para vender su compromiso con el reparto de las arcas del municipio entre los necesitados.No es tiempo para aventuras populistas ni para retroceder en un esfuerzo por despegar como la gran ciudad del suroccidente colombiano. Ni para regresar a la polarización del resentimiento y la amargura, ni para alimentar la confrontación estéril entre ricos y pobres. Es a la hora de avanzar hacia esa ciudad de oportunidades que Armitage puede ayudar a apuntalar.