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La apuesta por el civismo

Cali tiene la oportunidad de recuperar a aquel civismo que conocimos en...

22 de marzo de 2013 Por: María Elvira Bonilla

Cali tiene la oportunidad de recuperar a aquel civismo que conocimos en los años 70. Aquellos años cuando Rodrigo Escobar como alcalde, convocó y convenció a los caleños del sentido de ciudad y de urbanidad. Mostró que valía la pena hacer cola y respetar el turno para montarse a los buses. Sin atropellos ni vivezas, sin zancadillas ni codazos. Tiempos en los que se respetaban los andenes, los pasos peatonales y los semáforos sin requerir de autoridad policiva ni foto multas, ni agentes de tránsito colocando comparendos. Se respetaban los parques y no se botaban papeles a la calle. Esa era Cali antes de la irrupción avasalladora del narcotráfico con su ola destructiva y sus anti-valores amarrados a la codicia, al individualismo, al uso del atajo para lograr fines, al como voy yo y al sálvese quien pueda que reventó el tejido social y arraso con los cimientos éticos y solidarios que pudo tener en algún momento la ciudad. Cali era ejemplo de civismo en todo Colombia y contaba con empresas públicas ejemplares –Emcali-, que inspiraron incluso a las exitosas Empresas públicas de Medellín -EPM- y una CVC modelo que articulaba las urgencias urbanas con el equilibro regional. De todo esto no queda ni el recuerdo. Y no se trataba de una utopía ni el enaltecimiento de una realidad ficticia. Así era Cali y la apuesta de quienes el sábado pasado invitaron a acompañar la campaña ‘Yo pinto con orgullo mi ciudad’ es a rescatar un civismo desvanecido, propósito en el que los Juegos Mundiales del próximo julio pueden jugar un rol catalizador. La campaña, liderada por la Unidad de Acción Vallecaucana, la Alcaldía de Cali y el Comité Organizador de los Juegos busca además del esfuerzo deportivo, crear lazos entre los vecinos, niños, jóvenes y adultos a través de cinco slogans: ‘Yo me apunto a la limpieza por Cali’; ‘Yo elevo el civismo por Cali’; ‘Yo llevo a la cima la imagen de Cali’; ‘Yo trabajo en equipo por Cali’ y ‘Yo también me sumo a la ciudad de los brazos abiertos’, es invitarlos a trabajar mancomunadamente. Invitarlos a tomar la brocha y la pintura, la escoba y la manguera para cambiarle el rostro a la ciudad, hoy abandonada y sucia. El alcalde Rodrigo Guerrero es un convencido de que las grandes transformaciones tienen más que ver con cambios de actitud que con grandes inversiones presupuestales. Por esto decretó con el propósito de dignificar la jornada, cinco días cívicos, cinco sábados en los que la gente podrá participar de en el enlucimiento de fachadas, arreglo de jardines, limpieza de parques, calles y zonas comunes de los barrios con elementos de aseo aportados mayoritariamente por el sector privado. Se trata de jornadas cívicas pedagógicas que ojalá se convirtieran en una semilla de solidaridad para niños y jóvenes que poco tienen la oportunidad de ver comportamientos ejemplarizantes. Sin duda es una manera de volver a sentir afecto y respeto por la ciudad alrededor de propósitos colectivos que muestran que si la ciudad gana, ganamos todos. Los Juegos mundiales 2013 con su trascendencia internacional pueden abrir una compuerta y convertirse en un punto de quiebre para el futuro de Cali. ¡Y no es una exageración!