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Exorcizar a Pablo

El alcalde Gutiérrez entendió que el problema mayor de su ciudad no son solo las obvias carencias ni el grave tema de seguridad que comparten todas las ciudades del país, sino la entronización del ‘Patrón del mal’.

20 de diciembre de 2018 Por: María Elvira Bonilla

El alcalde de Medellín Federico Gutiérrez mantiene unos altos índices de popularidad que nunca han descendido. Y esto no es accidental. Pero no será este el espacio para analizar las variables que lo puedan tener tan favorablemente conectado con la solución de los problemas de la ciudad y las urgencias de la gente, que le ha permitido continuar en el camino del cambio de varias administraciones sucesivas. Pero hay un tema específico frente al que me le quito el sombrero: su intención de ayudarle a su ciudad a exorcizar a Pablo Escobar.

El alcalde Gutiérrez entendió que el problema mayor de su ciudad no son solo las obvias carencias ni el grave tema de seguridad que comparten todas las ciudades del país, sino la entronización del ‘Patrón del mal’ con todos sus antivalores, como referente en la ciudad. Y sobre todo entre los sectores populares y las nuevas generaciones que no padecieron el horror de su violencia que logró acorralar a Medellín y al gobierno de César Gaviria.

Se ha propuesto entonces trabajar sobre el intangible colectivo, el imaginario, la modificación de valores, un empeño mucho más complicado y desafiante aquel de construir obras o hacer inversión social, por más necesarias que estas sean.

Exorcizar a Pablo Escobar significa también declararle la guerra a la narcocultura que tiene tomada, con su nota aspiracional, al país. El Alcalde empezará por destruir los símbolos del mal con sus representaciones físicas en la ciudad, que han dado hasta para construir rutas turísticas alrededor de su estela de destrucción.

Precisamente la indignación se le disparó a Federico Gutiérrez cuando, como me lo contó, en uno de esos grandes conciertos apareció en el escenario el rock-star vestido con una camiseta con el ícono de un Pablo Escobar sonriente y triunfador. El Alcalde entendió que no podía quedarse indiferente. Sin meses de concebir el plan.

El edificio Mónaco en pleno barrio El Poblado, desde donde el capo ordenó los peores crímenes, será demolido. La alternativa era invertir un gran presupuesto público para adecuarlo con fines administrativos, pero no, en febrero estará borrado para levantar en su lugar un grandioso parque con un monumento en memoria de las víctimas, proyecto escogido esta semana por concurso. Los 500 policías del ‘plan pistola’ por cuyas vidas Escobar pagó $1 millón, así como fiscales, jueces, funcionarios, ciudadanos sencillos que murieron a quema ropa o en las bombas, tendrán rostro, nombre y apellido para ser, ellos sí, recordados como héroes.

La nueva ruta que posicionarán los paisas será la de los caídos, la de aquellos que murieron por la demencia de un monstruo que marcó no solo la vida de Medellín sino de Colombia. La visión de Federico Gutiérrez en este empeño dice mucho de él y ojalá el empleo lo sigan otros gobernantes para intentar empezar a construir una nueva mentalidad, nuevos valores sobre otros cimientos. Un ejemplo que además deberán seguir los productores de televisión empezando por Caracol y RCN y llegando hasta Netflix, quienes han inundado de mugre televisivo los horarios prime time, generando millones. ¡Cuánto necesitamos que todos paren!

Sigue en Twitter @elvira_bonilla