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¿A quién obedeces, Obama?

Aún no se sabe la decisión que tomará finalmente el gobierno de...

13 de septiembre de 2013 Por: María Elvira Bonilla

Aún no se sabe la decisión que tomará finalmente el gobierno de Estados Unidos respecto de la intervención militar en Siria. Se sabe que a la hora de actuar, el Presidente norteamericano, cualquiera que sea, se atribuye un rol que nadie le ha otorgado, pero que asume casi que por reflejo, de sentirse guardián de derechos y defensor de libertades y da la orden de intervención. Con resultados fallidos cuyo rédito siempre es para lamentar. Así sucedió con las guerras de Afganistán e Iraq cuando George W. Bush, imbuido en un espíritu de cruzado del Siglo XXI dio la orden de atacar. Lo único cierto es que el mundo está peor después de esas dos guerras y los ciudadanos norteamericanos le han expresado en todos los tonos a Barack Obama que no quieren repetir la historia. Pero se conoce la sordera que produce el poder, así que cualquier cosa puede todavía ocurrir. El Premio Nobel Adolfo Pérez Esquivel le envió una carta abierta a Obama en que le canta la tabla. Pero también lo invita a reflexionar. Le recuerda sus compromisos de palabra que día a día ha incumplido y cómo una decisión bélica sería el entierro final de sus ideales. El texto es elocuente y por esto tiene sentido citarlo en sus apartes fundamentales: Le escribe con vehemencia: “Tu país está transformando la  ‘Primavera Árabe’  en el infierno de la Otan, provocando  guerras en el Medio Oriente y desatando la rapiña de las corporaciones internacionales. La invasión que pretendes llevará a más violencia y más muertes, así como a la desestabilización de Siria y de la región. ¿Con qué objetivo? El lúcido analista, Robert Fisk,  ha precisado que  el objetivo es Irán y postergar la concreción del Estado palestino. No es la indignación que producen la muerte de cientos de niños sirios lo que los motiva a ustedes a intervenir militarmente. Y justamente cuando ha triunfado en Irán un gobierno moderado, donde se podría tratar de contribuir a lograr escenarios de negociación pacífica a los conflictos existentes. Esa política será suicida de tu parte y de tu país.Siria necesita una solución política, no militar. (…) El pueblo sirio, como cualquier otro, tiene derecho a su autodeterminación y a definir su propio proceso democrático y debemos ayudar en lo que nos necesiten.Obama, tu país no tiene autoridad moral, ni legitimidad, ni legalidad para invadir Siria ni ningún otro país. Por eso te pregunto Obama ¿A quién obedeces?EE. UU. se ha vuelto un país que no puede dejar de exportar muerte para mantener su economía y poderío. Nosotros no dejaremos de intentar impedirlo.Los pueblos están diciendo ¡Basta!  a las guerras.  La humanidad reclama la Paz y el derecho a vivir en libertad. Los pueblos quieren transformar las armas en arados,  y el camino para lograrlo es desarmar las conciencias armadas. Obama, nunca olvides que siempre recogemos los frutos de lo que sembramos. Cualquier ser humano debería sembrar paz y humanidad, más aún un Premio Nobel de la Paz. Espero que no termines convirtiendo el sueño de fraternidad que anhelaba Luther King en una pesadilla para los pueblos y la humanidad”. Una recomendación que sin duda puede resultar premonitoria para desconsuelo de todos los que no creemos en las soluciones bélicas, aunque nos consideren ilusos.