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El inicio tácito de la temporada reeleccionista de Juan Manuel Santos desde...

22 de mayo de 2013 Por: María Alejandra Villamizar

El inicio tácito de la temporada reeleccionista de Juan Manuel Santos desde la Fundación Buen Gobierno plantea la pregunta sobre cuál será la plataforma política desde la que se lanzará de nuevo a la Presidencia. Por ahora la Fundación Buen Gobierno sirve de sombrilla para el acuartelamiento del comando de campaña y esto hace prever que más que una contienda partidista, esta podría ser una candidatura multicolor que evidencia una vez más que los partidos políticos en Colombia se quedan cortos a la hora de ser los vehículos que canalizan las ideas que fortalecen la democracia.En la historia reciente hay muchos ejemplos que muestran cómo, con una facilidad impresionante, los candidatos miden las posibilidades de ser elegidos por fuera de los partidos sin ninguna consecuencia. El primero que involucra al mismo ‘Santos Presidente’, es el que nace a partir de la necesidad de la derecha de oponerse a su gobierno desde un nuevo movimiento que los aglutine. Si Juan Manuel Santos hubiera seguido las instrucciones o las órdenes de Álvaro Uribe para gobernar sus cuatro años de mandato, hoy no existiría el proyecto del Movimiento Centro Democrático.Por su parte, si en su momento, a Álvaro Uribe le hubiera ‘quedado bueno’ el Partido Liberal, al que siempre había pertenecido, no habrían existido el movimiento Primero Colombia ni el Partido de la U, que aparecieron de la nada para cobijar la popularidad del expresidente.Tampoco en 1998 fue suficiente para Andrés Pastrana el Partido Conservador, y por esto montó su camino a la Presidencia desde el movimiento, Nueva fuerza Democrática, para poder incluir otras vertientes que no eran propiamente muy godas.La izquierda también vive y vivió esta circunstancia. Después de tener un millón y medio de votos como candidato presidencial, Gustavo Petro quedó apretado en el Polo Democrático y por esa incomodidad de él y de sus militantes, surgió lo que hoy no tiene ni pies ni cabeza, pero que se conoce como el Movimiento ‘Progresistas’.Hoy las ideas de la izquierda no se sabe si las alberga la Marcha Patriótica que aún no es un Movimiento como tal, o el Polo, o Petro, o….Los Verdes son consecuencia de la volatilidad de los partidos y aparecieron de repente en una amalgama de inventos políticos repentinos que necesitaban algún pretexto para unirse. A los Verdes llegaron los Visionarios de Mockus, los Peñalosistas que alguna vez fueron parte de algo que se llamó ‘por el país que soñamos’; el concepto tropical de Lucho Garzón del ‘Guantanamera’, Sergio Fajardo por su parte llegó a lo suyo, con otro movimiento ciudadano. Hoy de eso no queda nada dentro del partido y solo unos cuantos congresistas mantienen en el nombre de los Verdes, la personería jurídica. En este mismo escenario de ‘pega-pega’ de ganas independientes de hacer política existe un grupo de gente que ‘pide la palabra’, pero que no parece consolidarse.Así las cosas, el despelote partidista está a la orden del día. No será este periodo electoral distinto al que hemos vivido antes. Los que necesitan elegirse buscarán el techo o los techos que mejor se les acomoden. Y los ciudadanos no asistirán a un debate de partidos, de ideas, o de enfoques, o de modelos de país; elegirán, sobretodo en las legislativas, unos nombres, los que sean, que por una razón, o por otra, motiven marcar el tarjetón. Al final, como lo sentencia esa frase que ha hecho carrera en los conformistas y resignados: “Esto es lo que hay”.