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Venezuela sin ceros

Con un billete de 100 bolívares, el de máxima denominación actualmente en...

9 de octubre de 2013 Por: Marcos Peckel

Con un billete de 100 bolívares, el de máxima denominación actualmente en circulación, a duras penas se puede comprar una caja de huevos. Estos cien ‘bolívares fuertes’ equivalen a cien mil ‘bolos’ de los antiguos antes que le mocharan tres ceros a la castigada moneda venezolana. Por muchos años con cien mil bolívares se compraban unos 23 mil dólares americanos mientras que al comienzo de la era Chávez alcanzaba esa suma para adquirir 250 de los verdes. Con esa misma suma en su nuevo ropaje peluqueado de ceros se compran hoy en el mercado paralelo poco menos de tres dólares y unos 15 en el mercado oficial, que existe sólo para que oficiales corruptos se enriquezcan, o para que los venezolanos recursivos hagan uso del creciente ‘turismo cambiario’ para ganarse unos bolívares de más ‘raspando’ las tarjetas de crédito.No hay que ser premio Nobel para entender que la economía venezolana más que estar al borde del abismo ya va en caída libre hacia el fondo, hacia una hiperinflación impulsada por unas políticas fracasadas del sistema chavista y unas impresoras de billetes que no dan abasto para imprimir papel sin soporte alguno que cada día les alcanza a los venezolanos para comprar menos de lo poco que aún consiguen en los vacíos anaqueles de los supermercados. El dato oficial de inflación de casi el 40% anual, alto de por sí, no se lo creen los que a diario sufren las penurias de las incontrolables alzas.Entretanto el presidente Maduro está a la caza de fantasmas a quienes responsabiliza de la calamitosa situación del país con las más grandes reservas petroleras del mundo. Diplomáticos americanos, empresarios, sindicalistas, políticos de oposición, el imperio, comerciantes, Uribe, estudiantes y amas de casa son víctimas de las acciones o diatribas de un régimen agotado, que dilapida la riqueza de la nación en aras de mantenerse en el poder con unas políticas quebradas. Cien mil millones de dólares que ingresan a Venezuela cada año por concepto del petróleo, sirven para mantener una gigantesca burocracia ineficiente en la estatal Pdvsa y aceitar la maquinaria corrupta de militares y políticos chavistas de mano larga. Un país que en catorce años de chavismo ha visto reducirse de manera significativa los espacios democráticos, desaparecer la prensa libre ya sea por supresión, cooptación o autocensura, acoso permanentemente a la oposición, persecución al sector privado, fomento de la polarización social, cortes de luz y partir a decenas de miles de sus hijos a buscar el futuro allende las fronteras ante el negro, como el petróleo, panorama que el futuro les depara. Y eso que a Maduro aún le quedan más de cinco años de su mandato, si es que lo acaba, para luego reelegirse indefinidamente. Desesperado el mandatario busca ahora poderes omnímodos para “luchar contra la corrupción” o como lo manifiesta públicamente para enfrentar la “guerra económica de la derecha”, sin tener los votos necesarios en la Asamblea Nacional, cuyo presidente Diosdado Cabello, el Rasputín del régimen es acusado de ser el más corrompido entre los corrompidos. Los incontrovertibles logros sociales que pudo tener Chávez en sus primeros años con las Misiones quedarán sepultados si la política económica no da un fuerte timonazo y eso no parece estar en los planes del gobierno de Maduro. Mientras el barril esté por encima de 100 dólares “no hay de qué preocuparse”.¿Por qué será que el petróleo se convierte en una riqueza maldita en la mayoría de los países que lo poseen?