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La calle

Un interrogante que surge de eventos recientes alrededor del planeta es: ¿Por...

26 de febrero de 2014 Por: Marcos Peckel

Un interrogante que surge de eventos recientes alrededor del planeta es: ¿Por qué algunas protestas callejeras logran derrocar a un gobierno y otras no? ¿Cuáles son los factores que influencian el efecto de masivas manifestaciones en el devenir de una nación?¿Por qué finalmente cayó el régimen en Ucrania mientras que el de Venezuela sigue campante? ¿Cuántos muertos o que cantidad de represión aguanta un gobierno en el poder? ¿Hay un punto en una sociedad más allá del cual la brutalidad no es aceptada incluso por sectores detentadores del poder que terminan uniéndose a las protestas? ¿Cuándo y bajo qué circunstancias pierde una sociedad el miedo a las balas del régimen? ¿Hasta dónde un dictador puede aguantar la carga de una desenfrenada represión y hasta dónde su entorno de personajillos con intereses evita que deje su cargo? ¿Qué tan importante es la salida que se le ofrezca a un dictador para que este se vaya?Muchas preguntas, con respuestas inciertas en el mejor de los casos. La caída del régimen de Ucrania se dio entre otras por una fuerte presión de la Unión Europea que aparentemente le ganó el pulso a Moscú, en un país donde la calle ha sido protagonista desde la Revolución Naranja que en 2004 ya había dado al traste con otro régimen. En Tailandia las protestas callejeras completan meses y todos los intentos de reforma por parte del gobierno han sido respondidos por mayores protestas por reivindicaciones adicionales. La calle una vez envalentonada es difícil de detener. Las multitudinarias protestas de París en 1968, iniciadas por estudiantes, acabaron con la presidencia de Charles De Gaulle. Por esta razón el régimen sirio mató las protestas en su génesis, antes de que crecieran y ocurriera en Damasco lo que meses antes había pasado en El Cairo y Túnez; el derrocamiento de dos longevos presidentes. Y Bashar al Assad con 140 mil muertos a cuestas pareciera estar saliéndose con la suya. En Venezuela el régimen de Maduro y sus manejadores en La Habana enfrentan la calle. Lo que quizás podría causar la caída del chavismo como consecuencia de las masivas protestas es que la región se voltee contra Caracas y eso por ahora no va a ocurrir a menos que la violencia desatada llegue a niveles intolerables, un rubro difícilmente cuantificable. ¿100 muertos, mil, 10 mil? Podría también el chavismo dividirse y que a Maduro lo boten como a un pasajero indeseable y otra camarilla acceda al poder para seguir con más de lo mismo.Hiperinflación, escasez y ruinosos servicios públicos se pueden manejar a punta de represión como lo ha demostrado Robert Mugabe en Zimbabue. Mientras que la región actuó con celeridad en Honduras y Paraguay, Chávez y ahora Maduro han sido contundentes que no permitirán injerencia alguna y han amedrentado a la región. Una América Latina con organismos disfuncionales de doble moral como Celac y Unasur que más parecen un ‘soviet supremo’ que entes dedicados a proteger derechos fundamentales. Las lecciones de la historia frente a las protestas callejeras son mixtas. En ocasiones los manifestantes ganan y obtienen lo que buscan, en otras como Tiananmen la represión es brutal, la calle termina ensangrentada y los regímenes permanecen orondos en su sitial.Hasta la siguiente ronda.