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Hace dos semanas nadie excepto el fiscal de la Corte Penal Internacional,...

14 de marzo de 2012 Por: Marcos Peckel

Hace dos semanas nadie excepto el fiscal de la Corte Penal Internacional, el argentino Luis Moreno Ocampo, unos cuantos académicos y políticos y claro sus víctimas y conciudadanos, sabían quién es Joseph Kony. Muy posiblemente tampoco sabían dónde es Uganda.Hoy por los menos 80 millones de personas en el mundo ya tiene una imagen de Kony, lo han conocido en su uniforme militar verde oliva rodeado de niños a quienes usando métodos salvajes reclutó para su curiosa milicia ‘Ejército Revolucionario del Señor’. Los mismos millones han visto a un ciudadano americano de clase media realizar un video donde le enseña a su hijo, por no decir manipula, a distinguir el bien del mal, interpuesto con imágenes de Kony y de una agresiva campaña con fervor evangélico destinada a que finalmente Kony, a quien la CPI le dictó orden de captura en 2005, sea llevado a la Justicia. El episodio que muestra a las claras la fuerza del mundo interconectado y el poder de las redes sociales genera también una serie de inquietudes e interrogantes.¿Qué hizo que tantos millones de personas en el mundo se lanzaran a ver el video en YouTube?, ¿fue la tragedia de los ‘niños de Kony’? ¿Fue que la gente es por naturaleza buena y la causa los conmovió? ¿Fue una excelente realización que cogió a los publicistas por sorpresa? ¿Qué sentían los que veían el video que los impulsaba a compartirlo con sus allegados? ¿Por qué ese mismo entusiasmo no se crea en la gente para apoyar a los opositores en Siria, contra un régimen que también ha asesinado centenares de niños? Asumiendo que las motivaciones del señor Jason Russel, director de la fundación ‘Niños invisibles’ y autor del video, son desprendidas, lo cual ya es cuestionado en varios sitos de la red, ¿no podría alguien con motivaciones menos altruistas iniciar también una campaña similar y recolectar millonarios fondos de incautos donantes y esfumarse con ellos?Hay además un elemento fascinante en este episodio y es el hecho que un ciudadano común y corriente pueda llegar a influir en asuntos de política exterior más que los burócratas, políticos y académicos que hasta ahora lo han hecho. Queda la duda si esto será un fenómeno pasajero o si llevará a que gobiernos e instituciones internacionales, incitados por el efecto del video y sus posibles beneficios políticos actúen para finalmente capturar a Joseph Kony.El Ejército de Resistencia del Señor (ERS) fundado por Kony hace más de dos décadas en el norte de Uganda para establecer un “estado bíblico” se dedicó, entre otras, a reclutar niños como soldados y niñas como esclavas sexuales, pero gracias a la acción del Ejército de Uganda, con atrocidades y todo, el ERS migró a países vecinos, la República Centroafricana y Congo, con historiales similares de conflictos étnicos, barbarie, gobernantes exóticos, y ninguna institucionalidad estatal. La historia de África está repleta de clones de Kony, un puñado con orden de captura de la CPI y otros que se salieron con la suya y hoy gobiernan o siguen sus vidas apaciblemente en algún rincón del atribulado continente.Entretanto celebridades, políticos, presidentes, deportistas y cantantes con un dejo de oportunismo y una lastimosa simplicidad se pliegan a la campaña de ‘Kony 2012’, que ha sido el tema más trinado en Twitter en los últimos días.Puede ser que Kony termine en La Haya, pero esta campaña abre una caja de pandora de impredecibles consecuencias, buenas y malas.