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El Trump inglés

Las comparaciones entre Trump y Johnson surgen de su estilo similar, su relativismo ‘moral y ético’, el lenguaje antinmigrante, su retórica contra los ‘políticos tradicionales que impiden el progreso’, unos en Washington...

23 de julio de 2019 Por: Marcos Peckel

Londres. Crónica de un primer ministro anunciado. Desde aquel nefando o bendecido referendo, dependiendo de que lado de la polarización se esté, se sabía que Boris Jonhson sería primer ministro del Reino Unido. El día llegó ayer cuando, avatares del sistema parlamentario, Johnson fue elegido por menos de 100 mil votantes, miembros del Partido Conservador como el próximo inquilino de 10 Downing Street, en reemplazo de Teresa May a quien el Brexit le fue cavando la tumba lentamente, como una de esas torturas medievales.

Desde que James Cameron tuviera la ‘brillante’ idea de convocar a un referendo sobre la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea, convencido de que lo ganaba, la política británica se ha tornado caótica. A May que se opuso a abandonar a la UE, le tocó gobernar con el yugo del resultado del referendo, pasó los años, meses, días y horas negociando con Bruselas un acuerdo el cual fue tres veces triturado en el parlamento británico por lo cual no le quedó más remedio que decir “good bye”.

En ese momento quedó el camino allanado para que Boris Johnson, exministro de exteriores de May, uno de los máximos proponentes del Brexit, se alistara para su inevitable coronación. Corona que bien puede ser de espinas, pues el camino que le espera es tortuoso, con francotiradores apostados a lado y lado, una minoría exigua en la cámara de los comunes y el 31 de Octubre como plazo para la salida de la Unión.

Educado en la flor y nata de la academia británica, Eton y Oxford, de la cual sale la realeza y los políticos británicos, Johnson, quien fue alcalde de Londres, siempre aspiró a 10 Downing Street. Su sueño se hace realidad el día de hoy, pero más temprano que tarde podría volverse una pesadilla.

Las comparaciones entre Trump y Johnson surgen de su estilo similar, su relativismo ‘moral y ético’, el lenguaje antinmigrante, su retórica contra los ‘políticos tradicionales que impiden el progreso’, unos en Washington otros en Bruselas, la ‘alteración’ de los hechos en sus discursos, remembranzas a un pasado glorioso y ‘soluciones simplistas’ a problemas complejos.

Johnson será medido por una sola vara: Brexit y en eso radica el predicamento de su mandato. Su partido está dividido entre ‘brexiters’ -los que quieren abandonar la UE- y ‘remainers’, los que desean mantenerse. El primer campanazo le llegó a Jonhson hace uno días cuando una propuesta de sus aliados de que se permitiera resolver la salida de la UE sin intervención del Parlamento fue derrotada en el ídem, lo cual reduce significativamente su margen de maniobra especialmente frente al ‘brexit sin acuerdo’, una de sus promesas de campaña.

A menos que logre un nuevo acuerdo con una UE saturada del tema del Brexit, a Johnson le quedarían dos opciones de altísimo riesgo. Convocar a nuevas elecciones generales en un ambiente crispado que podría dar como resultado un parlamento más dividido aun o la llegada al poder del Partido Laborista, bajo el muy controvertido liderazgo de Jeremy Corbyn, cuya posición frente al Brexit ha sido ambigua. La segunda salida sería convocar a un segundo referendo sobre Brexit esta vez poniendo sobre la mesa la propuesta concreta y no los ‘miedos y mentira’” que sus promotores vendieron en el 2016.

Entre tanto en Escocia, pasa por su parlamento una nueva legislación para romper con el Reino Unido. Dependiendo en buena parte de cómo termine la novela del Brexit, Boris Johnson podría estar presidiendo el final del Reino Unido.

Sigue en Twitter @marcospeckel