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¿El fin de Occidente?

Siempre fue una alianza sólida, fiel, basada en una historia común y valores compartidos, aunque en muchas ocasiones no quedaba claro quién era y quién no.

30 de mayo de 2017 Por: Marcos Peckel

Siempre fue una alianza sólida, fiel, basada en una historia común y valores compartidos, aunque en muchas ocasiones no quedaba claro quién era y quién no. Pero en el núcleo de la alianza occidental estaban siempre Estados Unidos, Europa occidental, Australia, Canadá, Japón, Corea del Sur y algunos itinerantes como América Latina o India u otros.

Durante la Guerra Fría, la alianza mantuvo firme su enfrentamiento ideológico, político, económico y militar con la Unión Soviética. Era Occidente contra el comunismo. Una vez terminada la Guerra Fría con la ‘victoria’ de Occidente, la alianza se dedicó a defender la democracia liberal, el libre comercio y en teoría, los derechos humanos. Sin embargo el lastre que carga la democracia con el modelo económico neoliberal y el libre comercio ha generado tremendas desigualdades y frustraciones, a tal punto que los populismos de izquierda y derecha, casi iguales en todo, cosechan réditos del resentimiento social y, como en el caso de Trump, llegan al poder con un discurso en el que todo es malo, todos son enemigos y lo único importante soy yo.

Según se destila del periplo ‘trumpiano’ por Europa y de los trinos del neoyorquino que encienden ahora la red, Occidente tal como lo conocemos estaría viviendo sus últimos días. La ira del Mandatario norteamericano estalló ahora contra Alemania, a la que acusa de todo; de no asignar suficiente a su presupuesto militar, de no comprar ‘Chevrolets’, de mantener un Euro barato y de prácticas comerciales nocivas para Estados Unidos. Hasta ahora mucho de lo que Trump ha dicho es eso, únicamente palabras, que poco han venido acompañadas de hechos concretos, tanto en los acuerdos de libre comercio, como el cambio climático o la imposición de aranceles a importaciones de países que tiene superávit comercial con Washington.

La otra pelea de Merkel y de Europa es con el Reino Unido, en plena campaña electoral y a punto de comenzar las negociaciones del Brexit, las cuales no auguran un final feliz por ningún lado que se le mire. A decir de Merkel, “Europa está sola, ya no podemos contar como antes con Estados Unidos ni con el Reino Unido”. El problema del viejo continente para enfrentar el nuevo presente, es que Europa pareciera existir más como concepto que como realidad. No hay unidad de criterio en diversidad de temas como los refugiados, el déficit fiscal y lo que es percibido como dictados de Bruselas, y el desarrollo es muy desigual entre países ricos y pobres. Aunque hay ejemplos exitosos de gran progreso, como República Checa y Eslovaquia, estos son una minoría.

En ese río revuelto aparecen las potencias de Asia, oliendo la sangre, para sacar provecho de la aparente ruptura de la alianza occidental. India y China buscan cerrar acuerdos comerciales con Europa, mientras que Rusia estrecha relaciones con sus otrora aliados de Europa oriental, y hace uso de un discurso amistoso con los grandes de Europa: Alemania, Francia e Italia. Divide e impera.

Es prematuro aplicarle los santos óleos a la alianza occidental, máxime cuando la población en general apoya valores como la libertad de cultos y de expresión, los derechos de las minorías, de la comunidad Lgtbi, el respeto a la libertad individual y la iniciativa privada, que hacen parte del andamiaje de Occidente que difícilmente sus habitantes están dispuestos a abandonar. Sin embargo, las tensiones causadas por el ascenso de Trump y el Brexit, bien podrían socavar los cimientos de un Occidente que parece envejecido, cansado y sin brújula.

Sigue en Twitter @marcospeckel