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Caos geopolítico

Mucho se ha hablado en tiempos recientes del “declive del orden mundial” sin que se tenga certeza a qué exactamente se está haciendo referencia.

3 de octubre de 2018 Por: Marcos Peckel

Mucho se ha hablado en tiempos recientes del “declive del orden mundial” sin que se tenga certeza a qué exactamente se está haciendo referencia. Durante los años de la Guerra Fría había un equilibrio entre las potencias, Estados Unidos y la Unión Soviética, pero orden no había, por el contrario, si bien no hubo confrontación directa entre los dos grandes, por eso lo de ‘guerra fría’, sí hubo innumerables conflictos, guerras e insurgencias que desangraron África, América Latina y Asia, varios de estos promovidos por las mismas grandes potencias.

Tras la caída de la cortina de hierro, el fin de los regímenes comunistas en Europa del Este, la implosión de la Unión Soviética en quince nuevos estados y de Yugoslavia en otros seis, tras un brutal baño de sangre, limpiezas étnicas y masacres, el mundo entró en un breve periodo de dominación hegemónica por parte de Estados Unidos. La historia ha demostrado una y otra vez que el mundo dominado por un hegemón no es sostenible en el tiempo y los ataques terroristas de septiembre 11 de 2001 marcaron el comienzo del fin de la Pax Americana.

Dos guerras libró Estados Unidos contra el terrorismo, Afganistán e Iraq, las dos las perdió y de qué manera y así llegó al final la era del todopoderoso hegemón americano. Suben al tinglado geopolítico nuevos jugadores que venían pidiendo pista. Rusia y China quizás con pretensiones regionales más que globales, el primero en los territorios de la ex Unión Soviética, el segundo en el Pacífico y Asia Central, potencias que desprecian el conjunto de valores y principios de la democracia liberal, los derechos humanos, las libertades individuales y la libertad de expresión promovidos por Occidente.

Aparecen también gobernantes inspirados en los dos anteriores que se comportan como ‘bulíes’, promueven insurgencias en sus vecinos, se mofan del Derecho Internacional y restringen o aniquilan la democracia en sus propias sociedades. El presidente de Turquía Recep Tayip Erdogan es quizás el más representativo de esta pléyade que incluye también al filipino Rodrigo Duterte, al húngaro Víctor Orban, a Daniel Ortega, Nicolás Maduro y otros dictadorzuelos tropicales que con cierta razón sienten que el sistema internacional ya es permisivo frente a sus abusos.
Tenemos también gran cantidad de actores no estatales afectando el entorno geopolítico. Organizaciones terroristas, crimen organizado, sistema financiero, organismos supranacionales como la Unión Europea y otros que distorsionan un sistema construido alrededor de los Estados. Entre las anomalías geopolíticas producto de las nuevas dinámicas del Siglo XXI emergen amplios territorios sin Estado controlados por bandas criminales, terroristas, contrabandistas y traficantes de personas, y Estados colapsados inmersos en cruentas guerras étnicas y religiosas.

A lo anterior se suma la inhabilidad del sistema internacional, léase Naciones Unidas, y sus subsidiarias de enfrentar crisis extremas como la guerra en Siria o la dictadura bolivariana, sumiendo en total abandono a la población civil.

Orden mundial siempre ha existido, así aparezca ‘desordenado’. Por lo tanto más que estar presenciando el fin del orden mundial liberal, que nunca fue tal, estamos en un periodo de transición geopolítica hacia algo diferente. Gobernar se ha vuelto la ciencia de lo imposible, cada vez es mayor el divorcio entre gobernantes y gobernados, el contrato social se diluye en la medida que las clases medias sienten que pierden su zona de confort, las sociedades se fragmentan y polarizan en múltiples ejes y lo que ocurre al interior de los Estados permea hacia el orden global generando incertidumbre. Y caos.

Sigue en Twitter @marcospeckel