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Caballos y bayonetas

No son muchos los países donde las campañas electorales dedican un debate...

24 de octubre de 2012 Por: Marcos Peckel

No son muchos los países donde las campañas electorales dedican un debate completo a política exterior, sin embargo, este ha sido tradicionalmente el caso en Estados Unidos, desde que el país se convirtió en la potencia dominante después de la Segunda Guerra Mundial, imbuido en una misión de ‘salvaguardar la paz y seguridad mundiales’ junto con sus vastos intereses planetarios. Dudoso que en tiempos de crisis económica, alto desempleo y desesperanza, la política exterior afecte de manera importante a los electores. El debate sí suscitó interés allende las fronteras, donde la gente no vota pero en algunos casos más que otros, padece las consecuencias de la política exterior de Washington. Cuando Obama llegó al poder, mencionaba el “acercamiento a Asia” como el eje central de su política externa. Sin embargo, una vez más fue el Medio Oriente con el estallido de la primavera, el que secuestró la agenda internacional, teniendo Obama que reaccionar ante eventos que no controla, pero que afectan directamente los intereses de Estados Unidos. Las críticas oportunistas a su gestión frente al convulsionado mundo árabe han sido permanentes. Irán y su programa nuclear son desde hace años un tema crítico de la agenda global, donde Obama puede exhibir resultados tangibles en las fuertes sanciones con que se ha castigado a Teherán, por su intención de desarrollar armas atómicas. Aunque éstas no han detenido las centrifugadoras, si están causando graves perjuicios a la economía y fisuras al interior del régimen. Ninguno de los candidatos se mostró favorable a una acción militar contra los ayatolas.En lo referente al apoyo incondicional a Israel expresado por ambos candidatos, contrario al vox populi, esto no es por el ‘voto judío’, que realmente no tiene peso en los números, sino por una absoluta mayoría de estadounidenses, incluidos evangélicos y otras denominaciones cristianas, que se identifican con Israel, su lucha, sus valores y lo que representa como aliado de Estados Unidos. En el caso de Siria donde continúa el genocidio mientras la comunidad internacional ‘toca el violín’, ninguno de los candidatos tiene recetas. Una intervención militar no está por ahora en la agenda, China y Rusia no han mostrado intención alguna de retirar su apoyo a Al Asad y la profunda fragmentación de la oposición, preocupa a occidente que no sabe quién se quedaría con el poder si Assad cae. Frente a China, el supuesto rival de Estados Unidos en la geopolítica global, los dos candidatos usaron guantes de seda, a pesar de los ataques a las políticas comerciales y monetarias de Beijing. En el teatro asiático, muy agitado en los últimos meses por varias disputas sobre islas deshabitadas, Estados Unidos, que tiene miles de tropas en la región, tendrá que adoptar en algún momento una política proactiva para evitar que la situación en el Pacífico se siga deteriorando con consecuencias impredecibles. Estados Unidos y China son rivales y aliados, un balance de muy delicado manejo.Latinoamérica apareció como un fantasma en el debate mientras que Europa, hundida en su crisis, no fue ni siquiera mencionada, seguramente por lo aburrido del tema que no arrastra audiencia. Sin lugar a dudas donde Obama marcó más puntos, que no votos, fue cuando con una inocultable condescendencia le explica a su oponente por qué Estados Unidos no necesita tantas naves de guerra, de la misma manera que no necesita ‘caballos y bayonetas’, que hay algo llamado ‘portaviones’ donde cazas despegan y aterrizan y unos ‘submarinos nucleares’ que se sumergen bajo el agua. Knock out.