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El nombre podría ser el de una medicina contra la ansiedad, pero...

22 de noviembre de 2010 Por: Marcos Peckel

El nombre podría ser el de una medicina contra la ansiedad, pero AfPak se refiere a Afganistán-Pakistán, los dos países vecinos en el corazón de Asia que más ansiedad les están causando a la comunidad internacional, a Estados Unidos, a Occidente y a sus propios habitantes. El remoquete proviene de la dinámica generada en la larga y porosa frontera que comparten ambos países en las escarpadas montañas del Hindu Kush, donde lo que ocurre a un lado tiene un efecto inmediato sobre su vecino. Pakistán, un ejército con país, poseedor de armas atómicas, enfrenta una insurgencia islámica, los Talibán, que busca derrocar al gobierno y establecer una república islámica basada en los principios más radicales del Islam. Paradójico, tomando en cuenta que Pakistán, cercenado de la India en 1947, nace como una república islámica para los musulmanes de la India, pero que nunca precisó el significado práctico de ser un ‘Estado islámico’. Pakistán es, sin lugar a dudas, uno de los más apremiantes desafíos, si no el más, que enfrenta la comunidad internacional, por su explosiva volatilidad, fragilidad institucional y conflictos con vecinos, especialmente con India, otra potencia nuclear.Con un gobierno civil altamente corrompido, genuflexo ante los militares, donde casi a diario se producen atentados suicidas que han dejado miles de muertos, el país está además sufriendo los rigores de unas inundaciones históricas que afectaron a más de 20 millones de habitantes y destruyeron casi un quinto de las tierras e infraestructura del país. Por otro lado, Afganistán, un país profundamente fragmentado en etnias y grupos religiosos, sufre ya el décimo año de la “guerra contra el terrorismo” en la que la Otan con Estados Unidos a la cabeza, están empantanados en una guerra civil de la cual quieren salir lo más pronto posible, sin saber exactamente como.La insurgencia Talibán, que no es un grupo monolítico, arrecia y tiene control territorial sobre varias zonas del país, financiándose con un boyante tráfico de heroína principalmente a Rusia, donde la mafia de este país, envenena a sus jóvenes y la reexporta a otros mercados. El frágil y corrupto régimen de Hamid Karzai es la esperanza que le queda a Obama para poder cumplir su promesa de irse en el 2011 y dejar a los afganos “peleando sus guerras”.La frontera entre los dos países, trazada artificialmente por los británicos en su bicentenario periplo por la región, es la más peligrosa e inestable del planeta. Una zona con Dios pero sin ley, donde grupos jihadistas de diferentes confines, incluido Al Qaeda, tienen sus campos de entrenamiento, obtienen armas y explosivos, y desde donde los talibán pakistaníes y los talibán afganos operan con total impunidad. Desde esta zona, principalmente Waziristan en Pakistán, se planean los atentados terroristas contra objetivos en Occidente como los últimos que se han develado. Hay además un juego geopolítico por el control de lucrativas rutas para el transporte de gas y petróleo en oleoductos que saliendo de Irán y Asia Central, pasando por Afganistán y Pakistán, tendrían como destino a los insaciables mercados de India y China. AfPak, donde confluyen los conflictos geoestratégicos globales, el terrorismo islámico, guerras civiles, la voracidad energética, dos estados fallidos y armas atómicas, promete seguir siendo una de las zonas más calientes del planeta en los años venideros.