Obras son amores

Son muchas las quejas, señalamientos y sindicaciones que los colombianos tenemos sobre el mandato del presidente Juan Manuel Santos, quien mañana le entregará la banda presidencial a Iván Duque.

Son tantas que en estas mismas líneas hace algunos meses le pedí al Presidente que se fuera a descansar y nos dejara libres de sus ministros, quienes ya no estaban trabajando. Que nos permitiera alejarnos de los enfrentamientos entre uribistas y santistas, e incluso, que ojalá rápidamente se impusiera la decisión de las mayorías y el nuevo gobierno asumiera la dirección del país para acabar con tanta polarización .

Pero hoy a pocas horas de despedirlo debo decir abiertamente que lo vamos a extrañar y asumo el riesgo de que ‘trolles’ y detractores me insulten por escribir estas palabras a uno de los presidentes más impopulares de la historia de Colombia.

Nada más inoportuno que señalar lo positivo de un gobierno que termina, a pocas horas de recibir a un nuevo mandatario. Además cuando de la noche a la mañana, colegas, empresarios, senadores amigos y beneficiados de ese gobierno, ahora se hacen llamar duquistas rindiendo homenaje al refrán: interés, cuánto valés.

Al Pacífico le fue bien con Santos, y no lo digo yo, lo dicen las cifras.
Creó el Plan Pazcífico y asignó recursos por más de $1,2 billones para la zona del litoral. Dejó instalada la Alianza del Pacífico, el bloque comercial México, Perú, Chile y Colombia, que según la cámara de comercio de Cali benefició directamente a los empresarios del Valle, quienes entre enero y abril de 2017 por primera vez exportaron a esa zona el 20,9 % de sus productos (unos 122 millones de dólares).

Su gobierno dejó avances en la doble calzada a Buenaventura y asignó $10 billones para el fondo autónomo de desarrollo del Puerto. Vía regalías recibimos para los 42 municipios del Valle, en los últimos dos años, $310.000 millones en proyectos ejecutados a través de los fondos de desarrollo regional, fondo verde y el fondo paz.

En el Chocó, según el padre y líder social Antún Ramos, el sacerdote que protegió a su comunidad en medio de la masacre de Bojayá: “Santos fue el primer presidente que visitó más de 30 veces al departamento.
Cuando se ganó el Nobel nos ofreció su premio a nosotros como víctimas, nos nombró al ministro Murillo y hasta le dio un lugar en la historia al expresidente Juan José Nieto Gil, quien no era de acá, pero lo sentimos como propio”.

Para finalizar, esta semana le otorgó a Cali la categoría de Distrito Especial, rango que viene buscando Medellín desde hace años y que actualmente solo ostentan Barranquilla, Cartagena y Bogotá.
Pudo hacerlo mucho mejor y todavía queda mucho por realizar, pero en un país acostumbrado a darle la espalda a las gentes de esta región lo que hizo el Gobierno de Santos debe reconocerse. Obras son amores y no buenas razones, por eso desde este rinconcito geográfico le decimos: bien hecho presidente.

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