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El incomprendido

Alcalde, usted puede decir lo que quiera pero dar resultados. Se acabó el enamoramiento, no lo entendemos.

3 de septiembre de 2017 Por: Mabel Lara

Cuando comenzó su Alcaldía Maurice Armitage, o Morris como le dicen muchos de los que no aprendieron a mencionar su nombre (ni lo aprenderán), se convertía en la esperanza para Cali. Su humana y efectiva experiencia laboral nos hizo pensar que el mandatario electo sería la solución para los problemas de visión y gestión empresarial que la ciudad necesitaba.

Recién elegido la primera encuesta Gallup 2015 evidenciaba el idilio de los Caleños con su mandatario. Con un 68% de favorabilidad y un 19% de desaprobación Armitage tenía todo para superar la tímida gestión del alcalde Rodrigo Guerrero quien para muchos, y me incluyo, fue montado en la Alcaldía con menos brío y decisión que en su fantástica administración de 1992 cuando nos enseñó que en la ciudad cívica por excelencia no podíamos seguir pasando como vivos bobos por encima de las normas de convivencia y los valores ciudadanos.

Pero esta columna no es sobre Guerrero, es sobre Armitage su sucesor. Con el paso del tiempo y conociendo su estilo nos fuimos enamorando en lo personal de su calidez humana, su sensibilidad y hasta sus metidas de pata. Lo defendimos. Es bien intencionado, decíamos. No es corrupto, es un viejo adorado.

Pero llora por todo, nos decían; déjenlo que llore, es auténtico, respondíamos.

Esos primeros meses nos recordaron el placer del enamoramiento, pero las cosechas posteriores nos han desilusionado. Hemos intentado entender una y otra vez su modelo de gestión pero nos hemos quedado cortos en interpretaciones. NO se le entiende a Armitage y no se ayuda.

Su discurso es gaseoso, confuso. La última metida de pata evidenció las profundas concepciones racistas de muchos de los que habitan en la ciudad más diversa de Colombia: ¨ en Cali convivimos con un millón de negros¨ los dejamos vivir con nosotros hombre, ellos que son tan folclóricos, tan queridos les permitimos hacer parte de nuestra ciudad, quiso decir entre líneas.

Claro que Armitage no es racista, ha tenido una de las alcaldías más diversas de los últimos años, pero eso no quita su ¨metida de pata. Como cuando dijo que los medios de comunicación eran culpables por divulgar las cifras de criminalidad en la ciudad, o nos recomendó no dar papaya para evitar los robos; o el episodio de los polarizados, o el de los parrilleros.

Alcalde, usted puede decir lo que quiera pero dar resultados. Se acabó el enamoramiento, no lo entendemos. A solo 2 años de finalizar su gestión no sabemos para dónde va la ciudad, qué modelo de desarrollo nos va a heredar, cuáles son las obras que quedarán de su gerencia.

No hay derecho que cada dos semanas tengamos que preguntarle a su jefatura de prensa ¿ qué fue lo que quiso decir Armitage? Y que siempre nos contesten es que nadie lo comprende.

La última encuesta de Gallup primer periodo 2017 nos indica que el fenómeno Armitage se desinfló, pese a que repuntó 6 escalones, su favorabilidad está en el 37% y su desaprobación llega al 60%. El 67% de los caleños cree que las cosas no van bien y tienden a empeorar.

Le quedan algo más de 24 meses, en usted está pasar a la historia como el empresario que saltó a la política y reactivo el aparato productivo de Cali o como van las cosas, simplemente quedar en la memoria colectiva como el alcalde de nombre raro que poco hizo y al que nadie le entendió.