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Año de los milagros

No hacer nada, o estar confinados le ha servido a la humanidad para reinventarse, para exacerbar su espíritu creativo y producir muchas de las obras maestras que como sociedad moderna conocemos.

13 de abril de 2020 Por: Mabel Lara

No hacer nada, o estar confinados le ha servido a la humanidad para reinventarse, para exacerbar su espíritu creativo y producir muchas de las obras maestras que como sociedad moderna conocemos.

La Peste Negra por ejemplo fue la responsable de que se acuñara el término cuarentena que correspondía a los 40 días que debían esperar en aislamiento las personas para no contagiarse. Fue Giovanni Bocaccio con su libro Decamerón que logró engarzar las cien historias de sus personajes que huían de la plaga para refugiarse a las afueras de Florencia en 1348.

Muchas historias se han contado de la prolijidad que el confinamiento le otorgó a William Shakespeare, quien ante el cierre de los teatros en Londres por la peste bubónica concibió una de sus obra maestra ‘El rey Lear’, y entre sus ‘distanciamientos sociales’ varios de sus biógrafos coinciden en que logró escribir poemas como Venus y Adonis.

Isaac Newton ideó su teoría de la gravedad en 1665 mientras estudiaba en la Universidad de Cambridge, y con la llegada de la gran peste, estuvo durante 18 meses aislado consolidando lo que se conoce en la historia de la ciencia como su ‘annus mirabilis’ o año de los milagros, una expresión latina que se usa para resaltar la revolución científica que propició tras meses de encierro por el caótico ambiente que vivía Londres ante el temor a la gran plaga.

Vale la pena resaltar también el alumbramiento de una de las obras maestras de la literatura universal: los miserables de Víctor Hugo, que se engendró en 1851 cuando el escritor francés sufrió el destierro bajo las políticas de Napoléon III; y quien durante 15 años de su exilio en Guernset (frente a la costa de Normandía) inmortalizó sus quejas y añoranzas al retratar las condiciones de vida de la clase baja de Francia en el Siglo XIX.

La misma Frida Khalo estuvo confinada durante meses en su cama por un accidente automovilístico, y desde sus aposentos pintó algunos de sus famosos autorretratos que relataban con crudeza el dolor físico y emocional que la mantuvo durante un tiempo significativo aislada del mundo exterior.

El tedio, el aburrimiento, que hoy asoma por pasar factura a nuestra salud mental ha sido el refugio para múltiples investigadores y escritores en la historia de la humanidad. 2020 también podría ser considerado un año maravilloso que antecedió al milagro de la simple supervivencia.

No ha sido ni será esta la primera vez que como especie y sociedad estemos expuestos al confinamiento; pero ojalá sí sea este uno de los capítulos de la historia donde la fragilidad humana y el miedo a desaparecer nos ayuden a concebir sociedades más solidarias que entiendan el valor de la corresponsabilidad y que dé pie al nacimiento de una nueva generación consciente de nuestra debilidad y de nuestra invencibilidad. La clave estará en reconocer el ruido que hace nuestro interior, en medio de tanto silencio; porque pocas veces como ahora el ‘no hacer nada’ ha tenido tanto sentido.

Sigue en Twitter @MabelLaraNews